Desde las 4:00 de la mañana empezó a llegar gente a la única casilla especial instalada en la delegación Benito Juárez, y cuatro horas después, cuando se abrió a la votación, había más de dos mil personas rodeando la escuela primera en donde votarían.
La casilla instalada en Avenida Coyoacán 1328 (al igual que las otras especiales) no se dio abasto debido al gran número de personas que llegaron a votar, quienes hicieron una fila que le daba tres veces la vuelta a la casilla, por las calles San Lorenzo, Martín Mendalde, Félix Cuevas hasta llegar de nuevo al número 1328.
Un grupo de jóvenes cuya credencial de elector era de Quintana Roo contaron que aunque llegaron a las 5:00 de la mañana esperando a ser los primeros en la fila, ya había más personas delante de ellos.
En la colonia Juárez y en la Roma, delegación Cuauhtémoc, las filas daban vuelta a la calle. Desde las 8:00 horas, decenas de personas acudieron a votar. Uno que otro con la playera de España, que a las nueve disputaría el partido de octavos de final contra el anfitrión de la copa mundial.

“Nos dieron fichas a los que llegamos primero y de aquí no nos movimos. Si te fijas a muchas personas que están hasta adelante les dicen que si se pueden formar con ellos. Ya no hay boletas”, contó uno de ellos.
Y sí, tres funcionarios de casilla entrevistados por República 32 confirmaron dicha versión. Como está establecido en la ley electoral, sólo hay 750 boletas por cada casilla especial, cantidad que se quedó demasiado corta al comparar las boletas con el número de personas que llegaron a votar.
Además de la falta de boletas, también faltó información, ya que las personas que iban llegando se formaban en la fila que creían que les correspondía.
“Esta fila es para los foráneos y ésta para los que vivimos en la delegación”, dijo una señora que hacía fila en la esquina de Avenida Coyoacán y San Lorenzo.

“Yo me formé aquí pero no sé cómo está organizada la fila, porque alrededor de la casilla hay otras dos”, comentó una chica que llegó a las 8:00 de la mañana, hora en la que abrían las casillas.
Los pocos que tenían información de primera mano eran quienes se acercaban a la puerta principal de la escuela primaria en donde se votó. Cada cinco minutos salían los representantes del INE a informar, de nuevo, que ya no había boletas disponibles y les pedían a las personas que desalojaran el lugar ya que las tres filas que rodeaban las calles comenzaron invadir la calle y a causar problemas viales.
“¿Y entonces ya no voy a votar? ¿Qué clase de organización es ésta?”, criticó una señora cuya INE era de la Ciudad de México, por lo que un funcionario le dijo que ella sí podía ir a votar a otra casilla, ya que la especial sólo era para personas de otros estados.
Y así como ella, muchas personas acudieron a esa casilla porque les quedaba más cerca, sin embargo, no pudieron votar y sólo hicieron fila en la calle.

En contraste, las casillas básicas alrededor de la especial tenían filas de entre 10 y 20 personas. Fenómeno que se repitió en toda la delegación (según otros funcionarios de casilla) y en general en toda la ciudad. “En donde tenemos más gente es en las especiales, pero ya todas están llenas y aunque llegues no vas a alcanzar a votar”.
Al revisar que el proceso se estuviera llevando a cabo con tranquilidad y en compañía de policías locales, los funcionarios de casilla aseguraron que durante todo el día el ritmo de la votación iba a variar, ya que luego de las 8:00 de la mañana la afluencia baja, pero en la tarde vuelve a subir.

Javier Sánchez, de 22 años, dice que su voto es más importante que el futbol, en referencia al partido entre las selecciones de España y Rusia que esta mañana se celebró en el Mundial.
Cada casilla de la zona tenía al menos dos elementos policiacos y constantemente patrullas rondaban por la zona.
Según información de la Secretaría de la Seguridad Pública local, en la CDMX se desplegaron 33 mil 917 policías para vigilar que la elección más grande en la historia del país se lleve en calma, cientos de ellos fueron capacitados para detectar y prevenir delitos electorales.

Rosaura Gutiérrez, de 54 años, cuenta que en la elección pasada no salió a votar porque creía que en este país siempre había fraude, pero que esta elección es diferente.
«Para mí es la elección de la esperanza, entendí que el voto es la única forma que tenemos de hacer un cambio. Pienso que si muchas más personas la ven así, entonces sí podemos hacer las cosas diferentes», explica.
La participación, hasta el momento, ha sido sustanciosa. Las casillas llenas, el flujo constante.
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