Desde hace cinco días los trabajadores del Instituto Nacional de Bellas Artes comenzaron a protestar porque llevan más de tres meses que no han recibido su sueldo.
Ellos fueron contratados por honorarios bajo el concepto de Capítulo 3000 como prestadores de servicios, y cada año, para no generar antigüedad, les renuevan el contrato.
Ahora, además de tener un contrato con una dependencia del gobierno federal que no les da las mínimas prestaciones de ley, tienen que lidiar con la falta de pagos.
Son más de mil personas que laboran en sitios como Museo de Arte Moderno, Munal, Sala de Arte Público Siqueiros, Casa Estudio Diego Rivera, Museo Tamayo, Museo Nacional de San Carlos, la Coordinación Nacional de Teatro, entre otros recintos dedicados a promover la cultura.
Comenzó como una manifestación por la falta de pagos. Los trabajadores de @capitulo_3000 piden mejores condiciones de trabajo. pic.twitter.com/gOgMjiNtvQ #yapagameINBA pic.twitter.com/iVMyfWowDu
— Juan Pérez (@TheJPjr) March 27, 2018
Pese a tener en sus manos el cuidado de siglos de arte mexicano y extranjero, los bibliotecarios, curadores, comunicólogos, historiadores, documentalistas, museógrafos, gestores culturales han tenido que pedir dinero prestado para poder seguir viviendo.
#YaPágameINBA
Con ese hashtag, varios empleados del INBA comenzaron a denunciar en redes sociales las precarias condiciones laborales en las que el gobierno federal los ha obligado a vivir. Además, los museos del mismo instituto pararon labores como una forma de presionar a las autoridades.

“Ahora no solamente es la consigna de que ya nos paguen, porque milagrosamente de un día para otro va a salir el dinero para pagarnos, sino que eso no vuelva a suceder, que no se repita, porque a los trabajadores que somos Capítulo 3000 somos una parte importante del instituto y nunca se nos considera como tal, sino como que somos complemento de los que son de base”, comentó “Mariana” durante una protesta que inició en el Munal y terminó frente al Palacio de Bellas Artes.
Fueron decenas de trabajadores que, pese a las amenazas de sus jefes, salieron a la calle a protestar pacíficamente ante la falta de pagos. Así como ella, otras de las personas entrevistadas por República 32 prefirieron omitir su nombre verdadero y el puesto exacto en el que laboral por temor a perder su trabajo sólo por exigir que les paguen por ello.

Durante la protesta, en la que se escuchaban consignas como “Museos unidos jamás serán vencidos”, “Es inhumano tres meses sin salario”, “Si no hay prestaciones no habrá exposiciones”, otros compañeros de “Mariana”, que también prefirieron omitir sus nombres, acusaron que a principios de este año les pidieron una serie de documentos porque una empresa de outsourcing iba a ser la encargada de darles sus pagos, algo que jamás sucedió.
“Iban a hacer una licitación para contratarla pero tampoco se supo si hubo otras empresas que estaban participando en esa licitación”, dijo otro de los trabajadores, quien aseguró que al día siguiente de entregar su IFE, RFC, comprobantes de domicilio, fotografías, estudios, de darse de alta en el IMSS y hasta en Compranet –proceso que es exigido por el gobierno a las empresas interesadas en ganar un contrato con ellos–, se los regresaron, por lo que califican como una simulación el supuesto contrato de dicha empresa.
“Hubo alguien que los recibió y alguien que los devolvió, pero nunca nos dijeron qué empresa era”.
¿Desde cuándo no les han pagado?
“Desde diciembre”, sin embargo, ellos tienen que cumplir con sus horas laborales completas e incluso trabajar después del trabajo y fines de semana, algo que obviamente tampoco les pagan.
En todos los centros de trabajo del Instituto Nacional de Bellas Artes, aseguraron, por lo menos el 60 por ciento de los trabajadores están contratados bajo el esquema de Capítulo 3000.

Lo que sigue
“Aún no hemos tenido ningún acercamiento con ninguna de las cabezas del instituto, lo que se espera es que en la junta que se va a tener (hoy a la 1 de la tarde en el Museo Rufino Tamayo) con la doctora Lidia Camacho (quien prevé dejar su cargo para ganar una diputación plurinominal por el PRI), es que ellos puedan ofrecernos esa seguridad, para tener certeza de que al año siguiente vamos a tener en dónde trabajar y un sueldo constante”.
“Además nunca hemos tenido alguna comunicación de ella, ni una palabra de apoyo o un ‘te estoy escuchando’, nada”.