Carlos Salinas de Gortari no sólo se sigue sabiendo de memoria el teléfono del periodista Héctor Aguilar Camín, sino que también lo dice frente a la cámara sin pena.
También presume ser el único presidente de México que visitó la redacción de la revista Proceso, donde después comió en compañía de Julio Scherer García y Vicente Leñero, reporteros fundadores tras su salida del diario Excélsior, ocurrida durante el sexenio de Luis Echeverría.
El expresidente mira directo a la cámara, entrevistado por el periodista Diego Osorno y el cineasta Alexandro Aldrete para La muñeca tetona (2017), documental que nos hace preguntarnos cuál es la relación que deben tener los intelectuales con el Estado.
La idea de la cinta, producida por Bengala, nació cuando Diego Osorno se topó en Twitter con una fotografía que se capturó la noche del 7 de septiembre de 1987 y que muestra a ocho intelectuales de izquierda reunidos con Salinas —entonces secretario de programación y presupuesto, durante el sexenio del priísta Miguel de la Madrid— en la casa del economista Iván Restrepo.

A Osorno le llama la atención una extraña muñeca que aparece en la escena —de ahí el nombre del documental. Después descubre que la fotografía es de Pedro Valtierra.
Además del anfitrión, en la célebre imagen aparecen los escritores Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Gabriel García Márquez y León García Soler; los periodistas Benjamín Wong, Miguel Ángel Granados Chapa y Héctor Aguilar Camín; además de la promotora cultural Margo Su y el expresidente Carlos Salinas.
A finales del siglo XX, escritores, artistas y periodistas mexicanos se reunían quincenalmente con un secretario de Estado y cada año con el presidente.
En La muñeca tetona Salinas recuerda esas reuniones como encuentros cordiales y agradables en donde las conversaciones eran fluidas y transparentes.
Para Elena Poniatowska eran algo «bonito, porque era un ambiente muy familiar. Tiene un patio Iván que tenía plantas de marihuana, no sé si se dio cuenta Salinas de Gortari».
Así que no era anormal que el exmandatario priísta le marcara a Poniatowska directamente a su casa. Y tampoco era algo extraño que la autora de La noche de Tlatelolco (1971) le contestara bromeando: «soy la Virgen de Guadalupe», para después colgarle el teléfono.
Salinas de Gortari abunda en el documental sobre su cercana relación con el colombiano Gabriel García Márquez, novelista laureado con el Nobel en 1982. Cuenta cómo una vez le llamó a las 9 de la noche desde Los Pinos para que fuera a la residencia presidencial y decidieran cómo debía el presidente mexicano hablar con su par cubano, Fidel Castro.
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La muñeca tetona son 30 minutos de anécdotas, críticas y entrevistas que nos llevan a esa sala de la casa ubicada en la calle Amatlán, colonia Condesa, en la Ciudad de México.
Hasta el momento el documental tiene programadas cuatro funciones: tres en la Ciudad de México y una en Puebla.