El titular de la ASF es el funcionario encargado de revisar cómo se maneja el dinero público, que es tuyo, en todo el país.
¿POR QUÉ IMPORTA?
“El Auditor Superior de la Federación es el que se encarga de revisar si el gobierno gasta bien o mal el dinero público; ya sea, por ejemplo, casos de corrupción o ineficiencia”, dice Pablo Montes, integrante del Instituto Mexicano para la Competitividad.
— El IMCO es una organización de la sociedad civil que propone políticas públicas para fomentar la transparencia, la competitividad y el combate a la corrupción entre partidos, gobiernos y empresas.—
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La ASF fiscaliza a tres Poderes de la Unión, gobiernos estatales y municipales, entidades públicas y privadas que hayan captado, recaudado, administrado, manejado o ejercido dinero de los impuestos que pagas.
DETALLES
- El último titular, Juan Manuel Portal, dejó el cargo el 31 de diciembre de 2017.
- El Congreso es el encargado de designar al sustituto de Portal.
- El periodo ordinario de sesiones terminó el 15 de diciembre sin que los legisladores hayan escogido al siguiente Auditor Federal.
CONTEXTO
- Hay tres candidatos que buscan ocupar el puesto: Salim Orcí, David Colmenares y Ángel Trinidad Zaldivar. Ninguno de los tres aspirantes ha presentado su declaración 3 de 3, lo que provoca que analistas duden de su imparcialidad, además de su cercanía a partidos políticos.
- “Uno de los problemas de la vida pública en México es la designación de cargos públicos, tenemos eso porque los partidos políticos siempre tienen una intención de cooptar a través de movimientos de sus allegados.
“Se preocupan más por generar un acuerdo político a que se escoja el mejor perfil para el puesto”, Darío Ramírez.
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¿QUÉ SIGUE?
- Idealmente, el proceso debería comenzar con la integración de ciudadanos y organizaciones sin intereses partidistas, que funcionen como órgano revisor.
- Además, habría que revisar la metodología y la métrica para conocer si el aspirante cuenta o no con las cartas necesarias para hacer frente al puesto y hacerlo público.
- Esto no sucede en la práctica legislativa mexicana, plantea Darío. El problema, además, no está sólo en el proceso, sino en la opacidad misma de los candidatos.