Andrés Manuel López Obrador, el puntero de las encuestas, esquivo. Ricardo Anaya Cortés, el candidato del Frente que se amarró al segundo lugar, con tiros premeditados. José Antonio Meade, el candidato del partido en el poder, soltando golpes sin éxito. Jaime Rodríguez Calderón, el único independiente, sin ton ni son, sin sentido.

El segundo debate presidencial terminó sin grandes sorpresas ni propuestas, desangelado pese al innovador formato que promovió la participación ciudadana. 

Pese a que los temas a tratar son fundamentales para el futuro del país, los cuatro candidatos se quedaron cortos. No hubo grandes comentarios sobre comercio exterior e inversión ni sobre seguridad fronteriza, mucho menos sobre los derechos de los migrantes.


Mauricio Meschoulam, internacionalista y analista, expresó en Twitter que los candidatos estuvieron orientados a tema de política interna, pero que no mostraron gran manejo sobre la política exterior.

Desde su punto de vista faltó que los candidatos dieran señas de cómo ven a México en el mundo, más allá de la relación con Estados Unidos y los retos en materia migratoria que se han incrementado con la presidencia de Donald Trump.

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A nivel individual, José Antonio Meade, el candidato del PRI, PVEM y Nueva Alianza, en un intento desesperado por robarle el segundo lugar a Anaya, cayó en varias descalificaciones sin sustento. Una de las que más preocupó fue el señalamiento a Nestora Salgado, líder de autodefensas y propuesta por AMLO para el Senado, a quien acusó de secuestro.

José Merino, politólogo, señaló en redes que es peligroso que un candidato presidencial utilice una declaración de un testigo en un expediente judicial, donde la acusada quedó absuelta, para desprestigiar a un contrincante.

Más tarde, en el post debate de Televisa, Aurelio Nuño, coordinador de campaña de Meade y ex secretario de Educación, sostuvo que una persona es culpable de un delito aunque no se cumpla el debido proceso.

Sobre la participación del candidato priísta, Nuño dijo verlo “fresco, ágil, con profundidad, planteando un liderazgo para unificar a México”, citó una encuesta en la que supuestamente Meade quedó como el vencedor del debate, con un 35% de las preferencias, Anaya en segundo con el 30% y AMLO hasta un tercer sitio, con el 25%.

Ricardo Anaya, coincidieron los especialistas, no salió tan victorioso del encuentro, aunque como lo anticipó Jorge Volpi en su columna “El hablador”, el formato del debate sí le complicó su participación. Ricardo Anaya fue interrumpido incontables veces por los moderadores que trataban de hacer que sus respuestas fuera concisas y no discursos apantalladores sin fondo.

Así le pasó con el tema de la legalización de la marihuana, sobre el que insistió en ponerlo a discusión aunque, tras verse acorralado, terminó reconociendo que “no creo que legalizar una droga vaya a resolver los problemas de la violencia”.

Sin embargo, su coordinador de campaña, Jorge Castañeda afirma que Ricardo se llevó el debate y que el encuentro lo hará subir en las encuestas.

Andrés Manuel combinó su discurso de honestidad, combate a la corrupción y fortalecimiento al campo con defensa pasivo-agresiva a las descalificaciones de sus adversarios.

Al principio intentó calmar los señalamientos sobre la opacidad en su patrimonio argumentando que sus rivales están desesperados porque él va 20 puntos arriba según las encuestas, pero después se enganchó en un duelo con el panista al que nombró “Ricky Riquín Canallín”, muy al estilo del «cállate chachalaca» que le dijo a Vicente Fox, también panista, hace 12 años. 

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Lo más revelador de su intervención y diferente a los discursos de su campaña fue la propuesta de colocar a Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, como embajadora de México en la ONU, coinciden expertos.

Sobre su participación su coordinadora de campaña, Tatiana Clouthier, dijo que “el debate nos sigue sosteniendo y manteniendo en una ventaja enorme”. Aunque para muchos de sus detractores sólo fue «más de lo mismo». 

El Bronco pasó casi desapercibido, no recibió ningún ataque por parte de sus contrincantes, aunque él sí los atacó a ellos, principalmente a López Obrador. Ni en las encuestas ni en el debate figura el ex gobernador de Nuevo León, incluso su coordinador de campaña parece rendido, pues al término del del encuentro dijo que «El bronco» es una persona cercana a la gente, que no busca los votos sino cambiar conciencias, por lo que «si el bronco cambia al menos una conciencia, ya ganó».

Para algunos columnistas como Raymundo Riva Palacio este debate fue la confirmación de que el segundo lugar lo tiene el candidato del Frente y sugiere que si no quieren que AMLO sea presidente, entonces «esa gangrena –el tercer y cuarto lugar– tiene que ser amputada».

Aunque reconoce que este debate no modificará las tendencia de voto, que AMLO seguirá arriba y que el encuentro sí le dará puntos a Anaya, aunque sólo se acercará «de manera inofensiva», mientras que Meade, advierte, seguirá yendo a la baja.

Para ti, ¿quién ganó?

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