Es la primera vez que ves Stranger Things, House of Cards o cualquier otra serie en Netflix. Te gusta tanto que te avientas un maratón y ya estás en el final de la temporada. Mientras las disfrutas no piensas en qué carajos es la neutralidad en la red.
De pronto, en tu pantalla aparece una leyenda que te indica que llegaste al límite de horas que contrataste para usar la plataforma y que sólo puedes seguir viendo contenido si pagas más. Una pesadilla, ¿verdad?
Ahora imagina que en tu país existe un movimiento que lucha por los derechos humanos o por la reducción de la violencia o que se hacen trabajos periodísticos que denuncian casos de corrupción —como las empresas fantasma de Javier Duarte o los Panama Papers—, todos apoyados en Internet, pero cuando tú quieres entrar a su página, se tarda en cargar ya no segundos ni minutos, sino horas. Otras veces de plano no abre.
Estos escenarios, aún ficticios, podrían convertirse en una realidad luego de que la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos pusiera fin el pasado 15 de diciembre a la neutralidad en la red, establecida durante el gobierno de Barack Obama.
Pero, ¿qué es la neutralidad en la red?
Es un principio que obliga a los proveedores de servicios de Internet —como Infinitum de Telmex, o Izzi, de Televisa, por mencionar algunos de los que operan en México— a tratar a todos los contenidos de la misma forma, sin discriminación ni privilegiando a unos sobre otros según intereses.
La neutralidad en la red garantiza que puedas ver libremente Netflix sin que algún proveedor de Internet limite tu navegación con un cobro extra o haciendo que tu serie o película se tarden años en cargar.
También garantiza que cualquier página abra rápidamente, sin importar si es pornográfica, un perfil de René Descartes en Wikipedia o una de denuncia de actos de corrupción en Filipinas o Chihuahua.
“(La neutralidad en la red) nace cuando nos damos cuenta de que los proveedores de servicios de Internet tienen el poder de ralentizarlo o de hacer una estratificación de los usuarios, clases sociales en Internet: mayor acceso a la información a quienes pueden pagar más”, ilustró Joel Gómez Treviño, presidente de la Academia Mexicana de Derecho Informático.
“Toda acción que se toma sobre Internet en cualquier estado o país tiene consecuencias globales”, agrega el especialista acerca de cómo este principio se volvió necesario cuando la red se hizo comercial y de gran necesidad para los seres humanos.
Antonio Marvel, especialista en derechos digitales, agrega que la infraestructura de la red está hecha para que toda la información se difunda de la misma forma, el problema está en que es controlada por seres humanos.
“Si no tenemos neutralidad en la red, perdemos libertad. Será igual de difícil que puedas ver videos de gatitos en internet o crear una página para denunciar acoso o abusos de poder», detalla el experto.
«Serán las compañías las que van a decidir qué sí y qué no puedes ver, qué puedes consultar más rápido o en qué otras (páginas) el acceso es tan lento que ya no querrás regresar”.
¿Cómo estamos en México?
Los artículos 6 y 7 de la Constitución —modificados en 2013 con la reforma de telecomunicaciones — enmarcan el derecho al acceso a las tecnologías de la información y comunicación, junto con el derecho a los servicios de banda ancha e Internet, también a la información plural y oportuna.
Además, en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión se ordena que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) expida los lineamientos necesarios para garantizar la neutralidad de la red y que con ello se respete la libre elección, la no discriminación, la privacidad y la transparencia.
Pero, como lo dice Pepe Flores, de la Red en Defensa de los Derechos Digitales, “el IFT lleva tres años sin cumplir el mandato que implica que haga una consulta pública sobre la garantía de la neutralidad en la red”.
El cambio en Estados Unidos, complementa Flores, pone en riesgo a México porque “las empresas pueden comenzar a envalentonarse y tomar decisiones de degradación al servicio y darle prioridad a ciertos contenidos”.