En el sexenio de Enrique Peña Nieto, México hizo historia en materia de salud.

El problema es que fue por las razones incorrectas: la crisis del sistema de salud del país generó que, en diciembre de 2013, se registrara el primer caso moderno de muerte infantil por obesidad.

La mañana del 2 de diciembre, Alfonso Rodríguez, de 12 años, colapsó en su escuela mientras corría en la clase de Educación Física.

Ni él ni sus padres sabían que, a causa de su obesidad, Poncho tenía las arterias tapadas, hígado graso y, probablemente, hipertensión, lo que le provocó un infarto fulminante que, en minutos, terminó con su vida.

En aquel momento, la muerte de Alfonso dio pie a la campaña en redes sociales #NiUnPonchoMás, que buscaba crear conciencia respecto los altos niveles de obesidad en el país.Sin embargo, ni siquiera el video viral del momento exacto de la muerte de “Poncho” en el patio de su escuela logró mejorar las estadísticas en el tema.

El 22 de mayo de 2018, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó el informe Pequeños pasos para transformar al sistema de salud, en el que denunció que México “está al borde de una crisis de salud pública”, después de que el presidente Peña Nieto aprobó que en su sexenio se redujera 20 por ciento el presupuesto destinado al sector salud.

El informe menciona un estudio publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que estima que para 2030 cuatro de cada 10 adultos mexicanos tendrán obesidad, el principal factor de riesgo para desarrollar algún tipo de enfermedad crónica.

Además, la obesidad es factor determinante en siete de las 10 principales causas de muerte en México, siendo la diabetes y las enfermedades del corazón las primeras dos.

El fracaso del sistema de salud pública contrasta con las promesas que Peña Nieto hizo como candidato presidencial.

En 2012, firmó 266 compromisos en diferentes rubros, entre ellos en materia de salud, y prometió la creación de hospitales y clínicas a lo largo del país así como equipar y modernizar los ya existentes.

Sin embargo, a siete meses de concluir su sexenio, el propio presidente reconoció durante la celebración del Día de la Enfermera y Enfermero, el pasado 5 de enero en Colima, que sólo lleva 60 por ciento de los compromisos cumplidos.

Entre sus pendientes más importantes está el Hospital Infantil de Morelia, en Michoacán.

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La falta de promesas cumplidas ha impactado directamente en el tema de obesidad: en 2012, según cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, cuando Peña Nieto todavía era candidato a la presidencia, el sobrepeso y la obesidad afectaban a siete de cada 10 adultos mexicanos; en 2018, el propio Secretario de Salud, José Narro, reconoció que esta cifra no ha cambiado y que es un problema grave que EPN heredará a la siguiente administración.

Como resultado, México tiene uno de los promedios de esperanza de vida más bajos entre los países de la OCDE, que promedia 80.4 años años entre los 36 países que integran dicha organización: en 2012, la esperanza de vida de un mexicano al nacer era de 76 años y en 2016 apenas se elevó a 77 años, según datos del Banco Mundial.

Si bien se han logrado avances significativos en materia de salud, estos no han sido suficientes, alertó el estudio Health at a Glance 2017: la recomendación de la OCDE es tener, al menos, 3.4 doctores por cada 100 mil habitantes.

En México, el sexenio cerrará, en el mejor de los casos, con 2.4 médicos por cada 100 mil habitantes. Muy lejos de los sectores de salud a los que aspira el país.

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