El mediodía de este jueves no fue un día tranquilo para José Antonio Meade.
Después de una reunión que tuvo con Mikel Arriola, precandidato del PRI a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, el aspirante tricolor a la presidencia de la República recibió una lluvia de consignas en las calles del Centro Histórico capitalino.
“Fuera Meade, fuera” eran los gritos que con mayor fuerza se entonaron cuando el ex secretario de Hacienda federal salió del Gran Hotel de la Ciudad de México, custodiado por un nutrido grupo de escoltas que dejaron pasar a uno que otro afortunado para tomarse la foto del recuerdo, o eso aparentaban.
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Las personas que identificaron a Meade Kuribreña se detuvieron y analizaron su consigna, una de ellas fue: “Fuera PRI, corruptos”, otra fue “Ahora si ya enseñaste tu color”.
En respuesta, un presunto guardaespaldas del precandidato le respondió a una persona “ladra lo que quieras, chairo”, lo que generó una brisa de rechiflas y mentadas de madre para la comitiva priísta.
Meade, sin perder el estilo, levantaba el puño y con el pulgar hacia arriba, en señal de amistad y triunfo, pero con un paso un poco más apresurado debido a que tenía que asistir a un evento privado, recorrió la calle de 16 de septiembre más rápido que un peatón normal.
La primera interacción entre el precandidato priísta con los chilangos de a pie no fue la esperada, aunque podría ser la introducción del ambiente que le espera en la ciudad, considerada, de izquierda.
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