Durante 12 años el gobierno mexicano ha perdido decenas de millones de dólares de un negocio que no le es redituable al país: los bonos catastróficos.
México ha perdido cerca de 77 millones de pesos por estas operaciones, las cuales han fracasado cuando son más necesarias, como en el sismo del 19 de septiembre según una investigación de Quinto Elemento, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Univision y el semanario Proceso.
Los bonos catastróficos son apuestas previsoras de desastres naturales, en las que el gobierno hace ofertas financieras a inversionistas particulares, con el objetivo de que los recursos se regresen si llega a ocurrir fenómenos naturales, como huracanes y terremotos. El dinero que se consiga, será usado para atender a la sociedad en caso de catástrofes.
Funcionan de la siguiente manera, la Secretaría de Hacienda con la asesoría del Banco Mundial y a través de un intermediario financiero, hace una oferta privada de bonos financieros a inversionistas extranjeros.
Los recursos invertidos serán devueltos si durante el tiempo de vigencia del bono, el país sufre un fenómeno natural. En caso de no ser así, México no recibe nada y a cambio tiene que pagar una prima millonaria a los inversionistas.
El pago por estas operaciones ha salidos de recursos que son del Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN). Algunas de ellas, de acuerdo con la investigación, se han hecho a partir de empresas de papel que operan desde paraísos fiscales en las Islas Caymán.
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El ahora candidato a la presidencia, José Antonio Meade, estando en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público fue uno de los defensores de estas inversiones.
Sin embargo, el dinero que México ha pagado (277 millones de dólares) a los inversionistas e intermediarios supera al dinero que ha recuperado (270 millones de dólares). Esto lo hace un mal negocio para el país.
¿Por qué no hubo recursos para el 19S?
México sólo ha podido cobrar en dos ocasiones los recursos por bonos catastróficos. En el huracán Patricia, la tormenta más poderosa registrada en el hemisferio Occidental, el país sólo pudo cobrar la mitad del pago.
En los términos y condiciones de los contratos se establecen normas específicas en las que los bonos pueden ser cobrados.
En el caso de los huracanes, la intensidad debe ser mayor a 5, de no ser así, quienes ganan son los inversionistas. Con los terremotos la magnitud tendrá que ser de 7 a 7.9 grados (dependiendo de su ubicación) para que México pueda cobrar los bonos.
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El primer sismo de septiembre sí pudo ser cobrado por bonos catastróficos. Aquel 7 de septiembre por la noche se originó un terremoto de 8.2 grados en Chiapas. Como saldo hubo más de 130 personas fallecidas.
Un mes antes del incidente, el entonces secretario de Hacienda, José Antonio Meade, se hizo cargo de emitir un nuevo bono catastrófico para el periodo de 2017 a 2020, basado en parámetros que cubrió 68 millones de dólares.

A consecuencia de la magnitud del sismo, se disparó el pago por la cobertura hasta alcanzar los 150 millones de pesos. Por primera vez, México recibió los recursos completos.
Días después, el 19 de septiembre, los destrozos se agravaron a pesar de que la intensidad había sido menor, de 7.1 grados. Por esta ocasión, el bono catastrófico no remuneró ni un solo peso al país.
La razón fue que se había estipulado que sólo cubre un evento durante el periodo de vigencia.
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