Cristina Cruz Cruz está parada en el templete. Sostiene un micrófono mientras anima a un grupo de vecinos de la colonia Tlaxpana en la delegación Miguel Hidalgo reunidos frente a ella. Esperan a una precandidata de Morena a la Jefatura de Gobierno, pero no es ella.

Para Cristina no es un secreto, el escenario que le cobija la espalda lleva un letrero que le recuerda quién es el centro del evento. Bajo las letras «Morena» se dibuja el nombre de la verdadera jefa del show: Claudia Sheinbaum, CDMX 2018-2022, precandidata a Jefa de Gobierno.

No obstante que Cruz reportó al INE que tendría un evento a las 19:00 horas en la calle Atzayácatl para impulsar su candidatura entre los dos mercados del barrio de Santa Julia, aquí sólo es la maestra de ceremonias de un mitin de Sheinbaum.

Cristina Cruz: maestra de ceremonias en un evento de Claudia Sheinbaum en Miguel Hidalgo. Foto: Alejandra Crail

“¡Ya viene llegando la doctora Claudia Sheinbaum! ¡Brindémosle un fuerte aplauso a la doctora Claudia Sheinbaum!”, suelta la mujer de cabello rubio, ligeramente ondulado. “Recibamos…”, trata de continuar, pero la música y los aplausos se comen su voz.

“¡Claudia, Claudia! ¡Morena, Morena!”, grita la multitud de vecinos y Cristina se acomoda el cabello, inquieta. Pero mantiene el micrófono muy cerca de la boca, lista para seguir con la presentación. Espera a que Claudia termine de repartir besos, selfies y abrazos en su camino al templete.

Sheinbaum sube entre gritos de apoyo, la esperan arriba Martí Batres —dirigente del partido en la CDMX—, Víctor Romo —coordinador de Miguel Hidalgo—, Citlali Hernández —diputada—, el diplomático Héctor Vasconcelos, un par de vecinas y otros miembros del partido.

Todos se saludan entre sí, ninguno a Cristina, quien reportó al INE que participará en 36 eventos de precampaña. Al contrastar las agendas de Sheinbaum y Cruz Cruz, notamos que ambas precandidatas estarán a la misma hora y en los mismos lugares. 36 veces, 36 veces juntas. Una como figura principal; la otra, como maestra de ceremonias, acompañante o, de plano, ausente, como en un evento reciente en Santa María la Ribera.

Cristina Cruz, precandidata a la Jefatura de Gobierno de Morena. Foto: Alejandra Crail

En el evento de Tlaxpana, Cristina viste de negro y lleva tenis grises, en una hoja blanca tiene los nombres de los asistentes, los invoca individualmente para que arranquen su discurso.

Durante cada intervención, Cristina mira el horizonte, se mueve a otro lugar. Llega el turno de Sheinbaum y Cristina se regresa del cosmos a la colonia Tlaxpana, la mira fijamente, sonríe y asiente cuando la doctora habla sobre el derecho a la ciudad.

“¡Claudia, Claudia! ¡Morena, Morena!” Simpatizantes de Morena en la CDMX

La otra precandidata se columpia con las piernas: talón-punta, talón-punta, el discurso parece hacérsele eterno. De pronto, la multitud explota en aplausos. Se acabó el mitin.

Todavía arriba de la tarima, observa cómo todos se toman una foto a la que no la invitan. Dos vecinas le piden una foto, ella acepta y toma entre sus manos el celular, apunta y dispara a las mujeres, pegadas a Sheinbaum para guardar el recuerdo.

A la izquierda, Cristina Cruz. Al centro Claudia Sheinbaum y su equipo de campaña. Foto: Alejandra Crail.

Cris, ¿cuándo empieza tu precampaña?

—¡Ya inició! —responde un señor que acompaña a la otra precandidata de Morena.

—¿Ya inició? ¿Y los eventos dónde los podemos seguir?

—En la página de Internet.

—¿Cuál página?

—¡Ay! No me acuerdo cuál es.

—Pero, ¿hoy tenías un evento también aquí o no?

—Es que lo que yo estoy haciendo son recorridos…

¿Agenda o pantalla?

Antes del episodio del templete, Cristina Cruz tenía un evento agendado a las 17:30 horas en Mariano Azuela 12, en la Santa María la Ribera. Sheinbaum también.

A la mera hora, el evento de la precandidata experta en ciencias se movió al Kiosco Morisco. Sobre Cristina nadie informó nada.

—¿Es este el número 12 de Mariano Azuela? ¿Ya empezó el evento de la precandidata de Morena, Cristina Cruz? —pregunta la reportera.

—Sí, este es el número 12, pero no tenemos ningún evento agendado para el día de hoy admite el gerente del hotel.

A unas cuadras, Sheinbaum arrancaba su discurso, unos novios se comían a besos en una banca aledaña al kiosco, algunos ancianos curiosos no sabían por qué aplaudían.

Un grupo vestido de guinda traía carteles de apoyo a Morena (el mismo grupo que caminó en fila india a la espera de que su líder les pasara lista). Sólo faltaba Cristina: aunque la agenda decía que compartiría el espacio con su rival, Cruz Cruz tampoco se presentó.

Con corte al 5 de enero, Cristina ha reportado 36 eventos al INE que coinciden en lugar y hora con los que tiene planificados la ex delegada de Tlalpan. Sheinbaum reportó 30 más.

La diferencia es que en el templete Claudia aparece respaldada por el partido que la eligió mediante una encuesta el 24 de agosto de 2017 en la que superó a Monreal, Batres y Mario Delgado, en tanto que Cristina se pierde entre la gente, no tiene propaganda y no figura como protagonista en los eventos que reporta.

Identidad discreta

De «la otra Sheinbaum» se sabe que fue secretaria de Finanzas de la sede de Morena en la Ciudad de México. En 2016 compitió para ser diputada constituyente por el partido, además de coordinar el distrito 10 en Miguel Hidalgo. Es muy cercana al segundo hijo de López Obrador: Andrés Manuel López Beltrán.

También se conoce que la sede nacional del partido le otorgó la misma cantidad de recursos para su precampaña que a Sheinbaum: 160 mil 198 pesos, cantidad que ya fue gastada totalmente en operativos de precampaña, según reportó Morena el 1 de enero.

Cristina tiene dos spots menos que Claudia, quien suma cuatro. A diferencia de los de la científica, los de Cruz Cruz no son autobiográficos: no sabemos qué estudió, su edad, su experiencia ni ningún dato que evidencie por qué Morena aceptó su precandidatura, pese a que el partido cantó por lo alto que Sheinbaum era la única carta para quedarse con la capital del país.

Fernando Díaz Naranjo, ex consejero del Instituto Electoral de la Ciudad de México, explica que todo precandidato que reporta una agenda ante el árbitro electoral debe cumplirla y, en caso de que no sea así, queda propenso a una investigación por fraude.

Desconocida hasta en su partido

Integrantes de Morena esperaban en un hotel a que Andrés Manuel López Obrador anunciara a su alfil para presidir la Secretaría de Seguridad Pública, Alfonso Durazo.

Bajo el templete, las primeras cuatro filas de sillas estaban asignadas para los altos rangos del partido, con un espacio reservado para quien fue secretaria de Medio Ambiente cuando el tabasqueño gobernó la Ciudad: Claudia Sheinbaum.

En la fila siete, Cristina movía la cabeza buscando un lugar más adelante.

De repente se acercó a la valla humana que dividía los asientos especiales del resto y se puso a conversar con una de las chicas que servía de separador.

Cristina señalaba lugares vacíos, la joven de playera blanca y credencial de Morena meneaba la cabeza hacia los lados y subía los hombros, como no sabiendo si estaban libres o no.

«La otra Sheinbaum» regresó a su lugar, tomó un bolso rosa, le dijo algo en el oído a su acompañante y comenzó a saltar una a una las hileras hasta llegar a la segunda: muy cerquita de donde el Peje asentaría al equipo encargado de su estrategia de seguridad.

Aún faltan casi 40 días para que terminen las precampañas (11 de febrero) y la amiga de Andrés Manuel Jr. no ha actualizado su agenda. Y aunque su futuro es incierto, no sería extraño verla con recompensa política al final de la contienda interna.

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