El camarada Ricardo Anaya quiere que sus hijos se preparen, perfecciones su inglés y aprendan a valorar las cosas bonitas que tiene México. Por eso los envió un ratillo a estudiar al extranjero. Quiere que sean como su padre, estudiosos, y no importa lo que cueste (desembolsaba casi un millón de pesos al año en colegiaturas). Para eso trabaja duro. Cómo no.

De acuerdo con el Sistema de Información Legislativa, notas periodísticas y hasta su página de internet, Ricardo Anaya ha salido de la escuela con puras menciones honoríficas, o sea, el panista es listillo.

Quien el pasado 11 de diciembre se registró como precandidato en busca de la presidencia de la República, cuenta con una licenciatura en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro, una maestría en Derecho Fiscal por la Universidad del Valle de México y un doctorado en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. En todas ellas obtuvo mención honorífica.

El chico maravilla –como lo bautizó López Dóriga– ha contado su preparación académica comenzó desde chico, cuando gra$ias a su familia se fue a estudiar a Estados Unidos, en donde aprendió inglés, modelo que aplicó con sus hijos, ya que cree que “la experiencia de estudiar temporalmente en el extranjero es formativa”, además de que “los hará valorar mucho más todas las cosas que nuestro país ofrece”.

Obvi la mejor manera de valorar México es desde el extranjero, ¿no? Bueno, al menos así lo ve Anaya, de acuerdo con su declaración 3de3 plus.

Sus ingresos mensuales son de 457 mil pesos, por lo que al año, entre él y su esposa, ganan 5 millones 484 mil pesos.

Para poder disfrutar la “experiencia de estudiar (…) en el extranjero”, Anaya pagaba 960 mil pesos al año, por las colegiaturas de sus hijos, aunque también había que pagar por un lugar dónde vivir, qué comer, para lo cual, al año, destinaba un millón 320 mil pesos.

Evidentemente Anaya, además de estar al tanto de los problemas de su partido, también procuraba estar cerca de familia, para lo cual, año con año, gastaba un millón 200 mil pesos en vuelos a la ciudad de Atlanta, donde sus hijos vivían la experiencia de estudiar.

Tons, en total tenemos que Ricardo Anaya, cada año, gastaba 2 millones 520 mil pesos, pero bueno, no hay bronca, ya que “no hay nada más importante que mi familia y, por lo tanto, no encuentro nada más valioso que gastar mi dinero en la formación de mis hijos y en estar con mi familia siempre que puedo”.

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