Andrés Manuel López Obrador está lejos de su zona de confort. Al frente no están sus fieles seguidores, esos que corean en cada mitin «es un honor luchar con Obrador», esos que le aplauden cada frase, los que lo besan, los que le cuelgan flores en el cuello. Andrés Manuel está incómodo.
Traje y corbata gris que hacen juego con su cabello, se sienta rápidamente en la silla que lo espera en el estrado. A su lado, Adriana Pérez Cañedo, la periodista encargada de moderar su intervención.
Al frente, en más de 35 mesas redondas, están sentados mujeres y hombres, empresarios e inversionistas nacionales y extranjeros, que representan a mil 450 empresas, siete de cada 10 estadounidenses con negocios en México.
«Son el 21% del PIB. ¿Sabes lo que representan quienes están aquí?, lo increpa la moderadora.
«Sí, lo sé. La tercera es la vencida», responde López Obrador con una sonrisa en el rostro. Así rompe el hielo con las poco más de 450 personas que están presentes, quienes sueltan una carcajada.
Podría interesarte: Las dos cartas de AMLO a los empresarios que muestran dos caras muy diferentes

El candidato presidencial de la alianza «Juntos Haremos Historia», ha tenido una relación áspera con este sector.
Arrastra el estigma de ser «un peligro para México» desde 2006, ahora con sus reuniones con empresarios durante la intercampaña, redujo un poco los malos pensamientos, pero no termina de convencerlos con su propuesta de cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y la revisión de las Reformas Educativa y Energética.
«Estamos a favor de que se continúe con la relación comercial con Estados Unidos. Queremos que haya una revisión de los acuerdos pero que no se cancele el Tratado de Libre Comercio», les dice a los miembros de la American Chamber México, que promueve el libre comercio y que contribuye al intercambio comercial entre las dos naciones.
Podría interesarte: Los discretos pasos del poderoso AMLITO (y 11 fotos)
A diferencia de lo ocurrido minutos antes, durante la presentación de la candidata la independiente Margarita Zavala, el público no está distraído, mira atento al frente, hay poco cuchicheo, las palabras se cambian por miradas; uno que otro empresario toma notas.
AMLO insiste en que ni el muro ni la militarización de la frontera son la solución. Pero la audiencia tiene otras preocupaciones y comienzan a circular los papeles con las preguntas que quieren que el fundador de Morena les conteste.

Habla de la «mafia del poder», pero dice que ya no puede llamarles así. «¿A quiénes?», pregunta la moderadora. «Los que se creen amos y señores, los que se dedican a robar y a saquear, políticos corruptos o traficantes de influencia, pero ya no puedo llamarles la mafia del poder», contesta.
Andrés Manuel no recibe los aplausos cotidianos que aparecen cada que nombra ese término, pero continúa en la misma línea, quiere que se termine el lujo del gobierno y promete que no se subirá al avión presidencial que «no tiene ni Trump».
Podría interesarte: La tercera campaña presidencial de AMLO a través de sus viajes
— Imagínate que vas a Nueva York a una reunión de la Organización de las Naciones Unidas y no llegas porque el avión se retrasó tres horas. — cuestiona Adriana.
— Pues no llegué — dice un Andrés Manuel despreocupado y riéndose.
Se sueltan las carcajadas, a lo lejos del templete se escucha un susurro: «qué horror».
— En caso de llegar a la presidencia, eres el representante de todos los mexicanos, no puede ser que no llegues.
— Es pura fantochería utilizar los aviones, los helicópteros — replica el candidato.
La moderadora intenta interrumpir y continuar con las preguntas. No lo logra.
— Yo no hablo de corrido — se justifica Andrés Manuel.
— Es una oportunidad para que las cosas queden más claras — le dice Pérez Cañedo.
— ¿No están quedando claras? — pregunta el candidato al público.
«No», «no», «no», se queja el público, alguien grita “necesitamos propuestas”.
La moderadora, a petición de los asistentes, lo cuestiona abiertamente sobre por qué invitó a Napoleón Gómez Urrutia, líder minero, y a Nestora Salgado, líder de autodefensas, a unirse a su movimiento.
«Estamos buscando la reconciliación en el país, nos estamos uniendo, están participando en nuestro movimiento de todas las clases sociales, de todos los partidos. Estamos buscando la unidad nacional”, contesta y evade la pregunta.

Pero el auditorio vuelve al ataque, ¿por qué conciliar con ellos?
«Porque han sido excluidos, fueron perseguidos, yo no creo que todos los dirigentes sociales que van a la cárcel sean culpables, los héroes de nuestra patria, casi todos, fueron a la cárcel y son los padres de nuestra patria. Hidalgo, Madero…»
La audiencia se alborota. “No, no, no”, se escucha otra vez entre el público, están los empresarios que mueven la cabeza en señal de desaprobación. Empieza el cuchicheo.
— ¿Napoleón te ha apoyado en tu campaña?
— No lo conozco, nunca lo he visto.
La gente se ríe.
— ¿Y por qué lo tienes de candidato en el Senado?
— Porque fue víctima de persecución y en este país hay que garantizar las libertades y el derecho a disentir y no se debe de utilizar el aparato del Estado para perseguir a nadie.
Viene el siguiente tema difícil. ¿Qué va a pasar con el Nuevo Aeropuerto?, cuestionamiento que se hace pese a que no hay nadie en el recinto del Club de Industriales que tenga inversiones ahí, la preocupación está en que puede ser el parteaguas para la inversión extranjera en México.
López Obrador repite que se respetarán los bonos, pero que el aeropuerto es inviable, a los asistentes no les convence la respuesta.

Le insisten en el tema de la corrupción, le piden explique cómo combatirla. «La corrupción se da de arriba a abajo. Lo principal es que haya un presidente honesto, de eso depende que haya la voluntad para no permitir la corrupción», explica.
«No mames», dice en voz baja uno de los empresarios más jóvenes sentado al costado derecho del auditorio.
Andrés Manuel acaba así, recibe aplausos cordiales, se para y busca la salida. Lo detienen, tiene que recibir un reconocimiento, lo toma rápido, no hay palabras extra, sale.
Andrés Manuel termina su presentación atípica sin grandes ovaciones, el líder de las encuestas sale apresurado, sin un público que coree su nombre, sin personas persiguiéndolo para la selfie, hoy no se escuchó «es un honor luchar con Obrador».