Xavier Olea Peláez, titular de la Fiscalía General de Guerrero, renunció a su cargo este miércoles 25 de abril, debido a “motivos personales”.

El encargado de velar por la seguridad en el estado renuncia justo después de que el Índice de Paz en México 2018 reportara que Guerrero es el segundo estado más violento de México, donde solamente durante los primeros tres meses de este año han asesinado a 572 personas.

“Después de servir a Guerrero cerca de tres años he decidido por razones estrictamente personales presentar mi renuncia”, dijo al abandonar el cargo en el que apenas tenía tres años.

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Tan sólo el año pasado hubo 2 mil 529 personas asesinadas, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, 316 más que en 2016, por lo que si la tendencia sigue a ese ritmo creciente, este 2018 podría ser el año más violento para la entidad en 20 años.

El 23 de abril un grupo armado asaltó las oficinas de Finanzas del gobierno de Guerrero. Foto: Twitter/@Alex_prensa

Así, tenemos que desde que Olea Peláez tomó el cargo, en 2015, han asesinado a 6 mil 582 personas; además, ese mismo año el estado ocupó el primer lugar en este tipo de crímenes.

Estos asesinatos se dan pese a que Guerrero forma parte de la llamada Estrategia Nacional de Seguridad que busca reducir los delitos de alto impacto. Medida dictada por el mismo presidente Enrique Peña Nieto durante la 40 sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, en la que pidió “acciones inmediatas” en 50 municipios donde la cifra de homicidios comenzó a aumentar.

Sin embargo, los asesinatos no son los únicos delitos que el ex Fiscal dejará sin resolver al abandonar su cargo.

El propio Sistema de Seguridad asegura que el año pasado hubo 69 denuncias por secuestro, dando un promedio de 1.9 secuestros por cada 100 mil habitantes, cuando la media nacional es de 0.93.

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Hubo, además, 175 denuncias por extorsión, 2 mil 647 autos robados, 219 asesinatos de mujeres, aunque sólo 19 de ellos fueron considerados feminicidios. A raíz de esto, Acapulco se convirtió en la novena ciudad del país en donde se registraron más delitos de este tipo.

A consecuencia del incremento en los delitos de alto impacto, los pobladores de las comunidades Laguna de Huayanalco, San Bartolo, Laguna Seca y Ximotla, dijo el portavoz del gobierno estatal, Roberto Álvarez Heredia, tuvieron que abandonar sus casas ante el temor de ser  secuestrados o asesinados.

Todo esto bajo el “resguardo” de la Fiscalía de la que estaba a cargo Olea Peláez.

El 18 de abril de este año asesinaron a tres personas en Acapulco. Foto: Twitter/@ReporTorres

¿Y qué dice el gobernador de Guerrero de los actos violentos que se dan en el estado que gobierna?

En entrevista con la periodista Denise Maerker, el mandatario priísta Héctor Astudillo, comentó que la renuncia del fiscal se da porque el cargo mismo hace que quien lo ocupe se “desgaste”, debido al “momento que se vive no solamente en Guerrero, sino en el país”.

Pese a ser la segunda entidad más violenta de todo México, Astudillo aseguró que “por más cosas buenas que hagas, con una que salga mal, como el caso de los sacerdotes, de la persona que fue asesinada en Caleta, como el caso de los policías (asesinados), se convierten en nota nacional, aunque existan cosas que se hayan ido resolviendo”.

¿Pero qué se ha ido resolviendo?, cuestionó la periodista.

“Hay en muchos de los casos, gente que ha sido procesada, vinculada, relacionada con asesinatos. Obviamente no tengo en este momento un informe a la mano pero te ofrezco enviarte algunas de las cosas que sí se han resuelto”, dijo sin precisar alguna cifra, dato, nombre o cualquier cosa que sustentara que hay una verdadera persecución a los criminales.

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Culpó, además, a los ex gobernadores que dejaron al estado en una “tragedia”, de la cual ha sido difícil recuperarse, de ahí que, según él, sea tan complicado recuperar la paz.

En contraste, diferentes analistas coinciden en que la violencia en Guerrero, y en general en el país, tendría que ser considerada como una “guerra civil económica”, creada por grupos criminales que a su vez cuentan con múltiples empresas.

Otro ejemplo, como el que ofrecen René Jaimez y Pavel Díaz en un artículo publicado en Horizontal, son los delincuentes dedicados a la venta de seguridad, mismos que conviven con otros grupos armados, como las llamadas autodefensas o policías comunitarias.

“En todos estos casos los motivos detonantes de violencia suelen estar más relacionados con problemas domésticos, familiares y de delincuencia común. De manera que los problemas de violencia que parten de la disputa entre grupos dedicados al tráfico de drogas son secundarios”.

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