La mayoría apenas rebasa los 23 años. Uno que otro todavía estudia la preparatoria, unos más ya están en la maestría. No están nerviosos, dominan las palabras y también sus ideas. Se reconocen estudiantes, se llaman a sí mismos “herencia viva”.
Sin un lazo sanguíneo que los una, se autodenominan nietos de los estudiantes perseguidos y asesinados en el 68 y en el 71. Hijos de los jóvenes que se movilizaron en el 87, en el 99; de los huelguistas de la UNAM.
Activos hace seis años con el Yo Soy 132, indignados por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, hoy quieren su propio movimiento.
Seis jóvenes —estudiantes de preparatoria, economía, filosofía y letras, ciencias políticas y sociales— presentaron la Red Estudiantil por la Democracia, el movimiento que quieren convertir en “la mayor organización estudiantil de cara a 2018”.
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Carlos Hilario Gómez, estudiante de maestría en sociología de la UAM Azcapotzalco, explica que la red son 22 escuelas repartidas en todo el país, cada una tiene entre cinco y 40 miembros, con las que se coordinan para hacerle frente a lo que considera “el momento más importante para México”.
Su plan es movilizar a todas las escuelas públicas y privadas en el país para exigir que las elecciones del 1 de julio sean democráticas, transparentes y fiables. Su primera acción en masa será pronunciarse ante el Instituto Nacional Electoral (INE) el próximo 26 de marzo y exigir que no se “caiga el sistema” y que los conteos de votos sean fidedignos.
Para ellos, dice Rodrigo Guillot, 20 años y estudiante de relaciones internacionales, la situación del país ya no puede ser ignorada, las demandas no están enfocadas en beneficios internos para cada escuela, sino que son peticiones que atañen a toda la sociedad: procesos electorales limpios, democracia, seguridad, oportunidades, reducir la brecha de desigualdad.
Estos jóvenes se consideran seres políticos y agentes activos.
“No queremos quedarnos como el Yo Soy 132 que se pronunció como apolítico o apartidista; sabemos que tenemos que politizarnos y estamos abriendo el debate. Estamos buscando un beneficio para el país. Aunque parezca cliché, queremos que esto llegue lo más lejos posible”, refuerza Hilario.
La red lleva apenas un par de meses gestándose, tomó fuerza después de lo que ocurrió con Marco Antonio Sánchez, el estudiante de la Preparatoria 8 desaparecido por policías de la Ciudad de México durante cinco días, y que se fortaleció tras la muerte de dos personas al interior de Ciudad Universitaria, hecho que culminó con una petición: ¡Fuera narcos de la UNAM!
Zianya Martínez, de la Escuela Superior de Economía del IPN, es enfática al decir que seguir por el camino de la continuidad significa el camino a la criminalización y el empobrecimiento de diferentes sectores, incluyendo las juventudes.
“Por eso ya no tenemos miedo”, recalca.
La lista de acciones que han emprendido van de conferencias, invitaciones a los partidos políticos a debatir y a presentar propuestas, hasta llegar a su primer punto, el central, la movilización a las afuera del INE el próximo 26 de marzo.
Para este grupo de jóvenes este momento es clave para su futuro.
Como lo dice Emilio Villa: “Tenemos la obligación de participar en la toma de decisiones de esta nación, por eso buscamos que se respete el proceso electoral.
«Si nos unimos, si nos organizamos podemos tomar las riendas de este 2018. Es ahora o nunca”.