Los tres candidatos presidenciales se juegan una bolsa de 55 millones de votos para el próximo 1 de julio.

Un cruce de datos que promedia las encuestas actuales con los votos que se obtuvieron en 2012, contrastado con la voz del experto en política electoral, José Antonio Crespo, revela que el voto duro de Morena es de 30 por ciento, la alianza PAN-PRD tiene un 22 por ciento, mientras que el PRI tiene su registro más bajo, 18 por ciento.

El especialista advierte que este voto ya no es suficiente para ganar una elección y la verdadera batalla para los tres principales candidatos estará en convencer a los indecisos.

Y es que el voto duro es ejercido por personas que se identifican plenamente con un partido, por el cual votan sin importar casi nada: ni su desempeño, sus candidatos o si sus miembros han incurrido en actos de corrupción.

“Es un voto incondicional, no muy razonado ni democrático porque no premia o castiga el desempeño partidista”, detalla Crespo.

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Este voto, calculan expertos y encuestadoras, representa el 45 por ciento de los que se emitirán en la elección de este verano, apenas 25 millones 171 mil sufragios que se reparten en las coaliciones de Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade.

El voto duro México elecciones presidenciales 2018
Ricardo Anaya durante un mitin en la precampaña presidencial. Foto: Facebook

Voto duro vs Voto independiente

En las últimas elecciones se ha observado el incremento de un voto más independiente o apartidista. Cada vez menos ciudadanos votan de manera condicionada o bien, se abstienen o no participan. Sin embargo aunque el voto duro no basta para ganar, sí es una plataforma inicial.

Para ejemplificar, de acuerdo con Crespo, si Meade se hubiera lanzado como independiente tendría una aceptación aún más baja. Ir con el PRI le garantiza un piso seguro y le permite entrar en la contienda.

«Los partidos que no tienen mucho voto duro, tienen pocas probabilidades de competir aunque éste no garantiza el triunfo», afirma el analista político.

«Es casi la situación de los independientes: están muy abajo en las encuestas porque no tienen un voto duro ni una estructura a pesar de venir de partidos, lo que les alcanza es para las firmas y ya, pero no mucho más allá», enfatiza.

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En el caso de AMLO, durante las elecciones de 2006 y 2012, tuvo un voto duro bajo al pelear la silla presidencial con el PRD, y aunque logró un voto independiente muy alto no le bastó para obtener el triunfo.

El voto duro México elecciones presidenciales 2018
«Amor y paz. No voy a caer en provocaciones. Vamos muy bien. Cabeza fría, corazón caliente. Así me lo aconseja la gente», escribió el tabasqueño en Facebook acompañando esta foto.

2018: Punto de quiebre

El hartazgo por la situación económica, la corrupción y el fracaso del PAN y el PRI en los últimos 18 años son aristas que hay que considerar al momento de analizar el posible comportamiento de los electores en este 2018.

Todos ellos son puntos clave que benefician a Andrés Manuel en esta contienda. Prueba de ello es que aún con los errores, comentarios, ocurrencias y alianzas, el tabasqueño no ha visto descender la intención de voto a su favor hasta las encuestas hechas publicas en febrero.

Del otro lado, José Antonio Meade, el candidato del PRI, es quien más complicada tiene la batalla. Ni siquiera el voto corporativo o duro de su partido podría ayudarle a colarse al primer lugar.

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«Este voto es relevante, pero no determinante. Sindicatos como los petroleros o el magisterio, representado por el Partido Nueva Alianza, ya no son tan disciplinados, votan por su partido para legisladores, pero por presidente dan el voto a quien consideran un candidato que los beneficie más», recalca José Antonio.

El voto duro México elecciones presidenciales 2018
José Antonio Meade durante la toma de protesta como candidato a la presidencia de Nueva Alianza. Foto: Facebook

Y aunque aún es pronto para definir lo que pasará el próximo 1 de julio, estamos viendo un adelanto de lo que ocurrirá al cierre de las campañas.

Lo que sí es que la elección se definirá el último mes, dice Crespo, ahí los indecisos tendrán mayor certeza sobre quién votarán y el voto útil también será determinante para la victoria de uno de los tres candidatos. La pregunta aún está en el aire: ¿quién ganará?

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