Al final de su vida, el erudito y polígrafo italiano Umberto Eco hizo un comentario amargo sobre la cultura de masas y su filtración por los medios de comunicación en su novela Número Cero, originalmente publicada en el 2015.

La obra breve describe la vida de un corrector de estilo acostumbrado a las farsas sedimentadas de la cultura intelectual y libresca, donde quienes firman las portadas de los libros no suelen ser los matados cerebros mal alimentados que las escriben en habitaciones con poca luz y ningún amor.

Y donde las cumbres del privilegio académico iluminan a algunas momias, mientras los cientos y miles de aspirantes anónimos al conocimiento se extravían en quién sabe qué infinidad de distractores, jerarquías y desintereses burocráticos.

Además, Eco traza una trama semipoliciaca en torno a un periódico fantasma que un empresario levanta para ejercer otro poder aledaño al de sus conglomerados de riqueza: el golpe del significado, la fractura de la expresión. La lengua y sus denuncias como estrategia de dominación.

Por último, cuestiona la debilidad de los individuos y los grupos humanos pequeños contra los enormes tramados de corrupción y manipulación que ejecutan los poderes fácticos que ordenan el mundo: del capitalismo triangulado al relato de la historia que distribuye emotividades y culpas de cierta manera conveniente, un maquillaje utilitario.

El dictador italiano Benito Mussolini, quien desató la Segunda Guerra Mundial de la mano de Adolf Hitler, es otro de los personajes centrales de la novela. Vía The Telegraph

En su indagatoria por entender la vulnerabilidad de sus huesos, los personajes de Número Cero darán con una especulación sobre la muerte del dictador italiano Benito Mussolini: relato que podría transformar la visión mundial sobre esos años de fascismo, autoritarismo y la instauración de conceptos definitorios de los siguientes años en aquel país mediterráneo.

¿Qué pueden las legítimas curiosidades de un canoso lector derrotado por la apatía y una joven cómplice, medio guapa y medio quebrada por la depresión, contra los edificios bien instalados de la manipulación de la conciencia colectiva?

Mejor huir a la ternura y la intimidad, más o menos propone el relato novelesco de Umberto Eco, intelectual nacido un 5 de enero bajo el signo de capricornio.

 

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