Doce años de prisión y un mes es lo que le espera a Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil, luego de que el sábado se entregó a la policía después de que el Tribunal Supremo del país sudamericano lo declarara culpable de los delitos de corrupción y lavado de dinero.

Antes de pasar un día en la celda, Lula se había refugiado en la sede de un sindicato de trabajadores metalúrgicos, en donde tuvo reuniones con abogados, militantes, líderes de movimientos sociales y organizaciones que le han mostrado su apoyo.

Afuera del sindicato había miles y miles de personas mostrándole su respaldo, ya que el ex presidente ha sido uno de los más populares en la historia reciente del país.

El ex presidente más popular de Brasil es acompañado por miles de personas en su camino a prisión. Foto: Twitter/@BelennValleejos

Ahora, Lula pasará más de una década en prisión en la ciudad de Curitiba acusado de delitos que de acuerdo con sus abogados, millones de brasileños y el mismo expresidente, no cometió.

Lula buscaba reelegirse en el cargo y tenía altas posibilidades de gobernar nuevamente.

¿Por qué el popular Lula terminó en la cárcel?

De acuerdo con Lula, su encarcelamiento es con el único propósito de evitar que la izquierda regrese al poder en las próximas elecciones de octubre, ya que él era el favorito para ganar la presidencia.

“Hace mucho tiempo que soñé que era posible gobernar este país incluyendo a millones de personas pobres en la economía, en las universidades, creando millones de empleos”, comentó de camino a la cárcel.

Sin embargo, para entender esto es necesario recordar paso a paso por qué Lula irá a la cárcel.

Antes de ir a prisión, Lula sostuvo reuniones con sus abogados y simpatizantes en un sindicato de trabajadores metalúrgicos. Foto: Twitter/Mundotvpe

El caso comenzó el 17 de marzo de 2014 cuando se dio a conocer una investigación realizada por la Policía Federal de Brasil conocida como Operação Lava Jato (Operación lavado a presión) en la que buscaban conocer a los responsables del lavado de 10 mil millones de reales brasileños, más de 54 mil millones de pesos mexicanos.

Dicha investigación de corrupción fue considerada por la policía como la más grande en toda la historia de Brasil, motivo que también desató inconformidades de los abogados defensores, quienes señalaron que había “selectividad” y “parcialidad” en contra de sus clientes al haber “violado las reglas mínimas de defensa” de los acusados, según un texto firmado por más de 100 abogados.

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La policía brasileña agrupó a los criminales en cuatro: Carlos Habib Chater, Nelma Mitsue Penasso Kodama, Raul Henrique Srour y Alberto Youssef.

Éste último le compró una camioneta a Paulo Roberto Costa, ex director de abastecimiento de Petrobras, cuya equivalencia en México sería a la de un directivo de Pemex, con control del petróleo de la empresa.

Actualmente ellos dos están encarcelados, además, para abril de ese año otras 30 personas fueron ligadas y encarceladas por los delitos de falsificación de documentos, lavado, creación y participación en organizaciones criminales y crímenes contra el sistema financiero.

Para julio, el ex director de Petrobras negó su relación con dichos crímenes, aunque la Policía Federal comenzó a investigar las empresas de su esposa, hijas y yernos, en las que encontró evidencias de que además de él su familia estaba involucrada en los negocios al margen de la ley, por lo que Paulo Roberto terminó colaborando con el Ministerio Público para reducir su condena.

La supuesta liga de Petrobras con Lula

De acuerdo con el juez Sergio Moro, Lula da Silva recibió un departamento de lujo de manos de Léo Pinheiro, presidente de la constructora OAS, quien está condenado a 16 años de prisión debido a su relación con el caso Lava Jato.

Según el juez, a cambio de los favores recibidos, Lula le facilitó contratos millonarios a esa empresa con Petrobras, dependiente el gobierno federal.

Pese a esto, no existen las pruebas suficientes para demostrar que Lula recibió dicho departamento a cambio de favores millonarios, por lo tanto él, como sus abogados, el pueblo de Brasil y los políticos de izquierda acusan que la decisión del juez Moro obedece más a presiones de la derecha que a un juicio objetivo, pues con el encarcelamiento del expresidente, ellos tendrán más posibilidades de ganar la presidencia.

Elecciones en Brasil sin Lula

De acuerdo a los datos de un sondeo realizado en enero de 2018, Lula de Silva cuenta con el 34 por ciento de las preferencias electorales frente a 16 por ciento de su rival más cercano, Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal, una fuerza política de extrema derecha.

El miedo de la derecha a que Lula gane las elecciones se ve reflejado en el porcentaje de preferencias electorales en Brasil. Foto: Encuestas de Datafolha

Los otros cuatro candidatos, Marina Silva, Geraldo Alckmin, Ciro Gomes y Luciano Huck, apenas y llegan al ocho por ciento, lo que indica que si Lula permanece en prisión, el próximo presidente de Brasil sería el candidato de la extrema derecha, pese a tener la mitad de las preferencias.

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