Los “influencers” más populares en México han logrado capitalizar su creatividad al punto de poder vivir muy bien de ella, algo que para nada podría ser calificado como “malo”. No son pocas las personas que ven de forma negativa el ganar una buena cantidad de dinero gracias a cosas en las que eres bueno.

Personajes como Luisito Comunica, de acuerdo con SocialBalde.com —sitio dedicado a analizar las estadísticas e ingresos de los “influencers”— logran llevarse al año hasta 4 millones de dólares, poco más de 80 millones de pesos anuales. Pero, ¿cómo logran este tipo de ganancias? Ellos aprovechan la cantidad de personas que los siguen en YouTube, Instagram, Twitter o Facebook y así capitalizar su influencia en los demás.

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Los esquemas de pago varían dependiendo de la red social, ya sea por el alcance que logran las publicaciones, el número de reproducciones de un video o la cantidad de personas que interactuaron con algún contenido, cada red tiene su forma de monetizar la creatividad.

Luisito Comunica puede llegar a ganar hasta 4 millones de dólares al año. Foto: YouTube/LuisitoComunicaa

Las cuentas “infladas”

Si una empresa está interesada en contratar el servicio de un joven influyente lo hará basándose en el número de personas a las que logra “influir”. Por ejemplo, si equis marca busca llegar a mil personas, contratará a un “influencer” que cumpla con sus expectativas y metas.

“Te pago mil pesos por cada mil personas que logren ver lo que estoy anunciando”, sería una forma de simplificar las cosas.

Bueno, ¿y cuántos de estos millones de seguidores realmente están tras la computadora o el teléfono? Para seguir con el mismo ejemplo de Luisito Comunica y sus millones de dólares anuales, habrá que tomar en cuenta la cantidad de “bots” o cuentas inactivas que ayudan a “inflar” su imagen pública.

De los 3.66 millones de seguidores que tiene en Twitter, sólo el 72 por ciento de ellos son reales, es decir, que cuenta con 979 mil 593 seguidores “falsos”, según la herramienta de medición Twitter Audit.

Dicha plataforma crea una puntuación para cada persona en Twitter basada en “el número de tweets, la fecha del último tweet y la proporción de seguidores y amigos. Usamos estos puntajes para determinar si un usuario dado es real o falso. Por supuesto, este método de puntuación no es perfecto, pero es una buena manera de saber si alguien con muchos seguidores es probable que haya aumentado su conteo de seguidores por medios inorgánicos, fraudulentos o deshonestos”.

Claro que este tipo de herramientas no son una medición “perfecta”, como ellos mismos advierten en su página, ya que si una persona tiene mucho tiempo sin tuitear también es considerada como “cuenta falsa”.

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Entonces, ¿por qué habría que tomar en cuenta dicha medición? Porque hay personajes que cuya forma de venderse a las empresas es presumir el nivel de influencia que tienen en las personas, sin embargo, muchas de ellas ni siquiera siguen sus publicaciones, por lo que al final de cuentas estarían vendiendo “humo”.

Chumel Torres, casi la mitad de sus seguidores son «fake»:

Werever, con 2.6 millones de seguidores falsos:

Yuya, 4.6 millones de «inactivos»:

Callo, de los pocos que se salvan:

Risco, con el 85 por ciento de cuentas activas:

Sofía Niño de Rivera, la comediante a la que no le aplaude un cuarto de su público:

Durden, la mano derecha de Chumel, tiene más cuentas reales que él:

Guarromántico, acusado de robar tuis, tiene más de 80 mil cuentas falsas:

Juanpa Zurita, con 1.2 millones de fans inactivas/inactivos:

YosStop, la «influencer» que apenas convence al 60 por ciento de sus seguidores:

Los Polinesios, un grupo de amigos con un cuarto de cuentas falsas:

Warkentin, la periodista a la que siguen mil 300 «fantasmas»:

Belinda, con casi un millón de cuentas falsas, influye a sus seguidores hasta para que voten por Obrador:

Syntek, otro que no es «influencer» pero que sí está entre los temas de los tuiteros, ni la mitad de seguidores son reales:

 

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