Los socios de American Chamber of Commerce of Mexico celebraron su 101 asamblea general y tuvieron invitados de honor: los cuatro candidatos a la presidencia de la República.
La organización, que reúne a mil 450 empresas, que representan el 21% del Producto Interno Bruto del país, los invitó para cuestionarlos sobre cuatro ejes que les preocupan al gremio empresarial: seguridad y Estado de Derecho, la relación bilateral con EU, competitividad y la agenda energética.
Pero el trato del gremio de inversionistas, siete de cada 10 de ellos representantes de empresas estadounidenses, no fue de la misma manera para todos los candidatos.
En República 32 te decimos cómo se desarrollo este encuentro lleno de momentos incómodos, insatisfacciones y uno que otro candidato ignorado.
Margarita Zavala
La candidata independiente abrió el panel de presentaciones. Para su infortunio, el desayuno estaba bien servido, así que los asistentes optaron por prestar más atención a los alimentos que a lo que decía la expanista.
Los pocos que pusieron atención, sobre todo mujeres, escucharon sus planes para fortalecer a la policía, aumentar la tecnología para hacer más análisis e investigaciones sobre el crimen, priorizar los delitos (prioridad evitar feminicidios y la desaparición de niños y adolescentes) y reforzar los valores como el respeto y la honestidad.
Margarita invitó a los asistentes a “poner en el centro a México, no a sus miedos, no a su miedo a ya saben quién” y pidió a los empresarios que no votaran con pánico, pero estos seguían desayunando, salvo un par de mujeres que escuchaban atentas a la candidata.
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La esposa del ex presidente, Felipe Calderón, dijo estar a favor de la Reforma Educativa y se comprometió a construir 100 universidades de excelencia, aunque no justificó cómo.
A sus adversarios los llamo priístas por igual. AMLO es para ella el priísta de nacimiento y el “ropavejero de la política”, el que invita a los impresentables a su partido; Meade el “priísta por convenio” porque representa a la corrupción de su partido, su mejor carta, dijo, es que trabajó en el mejor gobierno panista (el de su marido); y Anaya es el “priísta por hábitos”.
Recibió una despedida cordial y agradeció que el reconocimiento por su participación le fuera entregado por una mujer, la presidenta de la AMCHAM, Mónica Flores. “Se ve que ustedes confían en las mujeres”, dijo antes de retirarse.
Andrés Manuel López Obrador
Dejó en claro que viajará en avión comercial y que si no llega a las reuniones de Estado por un retraso de la aerolínea: “pues no llegué”.
Fue el candidato que más preguntas recibió del público, aunque su forma de hablar y expresarse impidió que todas las dudas de los empresarios fueran resueltas.
Hizo reír y enojar a los presentes, sobre todo cuando comparó a Napoleón Gómez Urrutia, líder minero exiliado en Canadá hoy candidato a senador por la vía plurinominal, con Benito Juárez e Hidalgo.
Andrés Manuel se notó incómodo, no tuvo ni una bienvenida ni una despedida calurosa.

Ricardo Anaya
El candidato del Frente fue el mejor parado de este lunes. Su presentación ocurrió tiempo después de la de Andrés Manuel y los empresarios expresaron su sorpresa por el contraste entre ambos candidatos.
Anaya preparó diapositivas, pero tuvo un par de fallas al momento de presentarlas. Dijo que está a favor de las reformas educativa y energética, pero que hay que hacerles modificaciones, sobre todo en materia de implementación.
Dijo estar convencido de que el principal problema del país es el de la corrupción y que tiene que ver con un tema de impunidad: “cuando uno sabe que puede ser castigado, se comporta mejor”.

Criticó a Andrés Manuel y su propuesta de amnistía, dijo que él propone una Secretaría de Seguridad Ciudadana y fortalecer la policía federal, así como recuperar el control de los penales.
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Se fue aplaudido y con comentarios positivos. “Lo hizo bien, lo hizo bien, por eso las encuestas lo tienen en segundo”, se escuchó al fondo de la sala.
José Antonio Meade
El priísta tuvo el nivel de atención que Andrés Manuel. Todo el auditorio estaba pendiente de su discurso.
Aunque habló de la seguridad, de garantizar el desarrollo y la inversión, las principales preguntas que le pidieron responder fueron las que iban sobre corrupción.
“¿Por qué ser el representante de un partido corrupto?”, le cuestionaron. A lo que el candidato respondió que “no hay partidos corruptos, hay políticos corruptos”. Se postuló por enviar a los corruptos a la cárcel, “lo planteo con la tranquilidad de no haber estado dentro de un escándalo”.
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También se le fue al cuello al líder de las encuestas, pues dijo que no es suficiente la voluntad política ni el ejemplo, “en mi caso tengo ambos y lo compruebo”, pero que también la administración requiere cambios.
Llamó a Enrique Peña Nieto, un “presidente transformador” que cambió una agenda con grandes rezagos e implemento reformas.