El papel picado blanco voló por los aires. Los gritos en las tribunas se hicieron uno solo. Ni Belinda, Espinoza Paz o Margarita la «Diosa de la cumbia», lograron que la gente se deshiciera en alaridos

El que lo logró fue la estrella de noche, el headliner del AMLOFEST: Andrés Manuel López Obrador, el tres veces candidato presidencial que, está seguro, este 2018 se convertirá en presidente de México.

Camisa blanca, saco negro, sin corbata. Sonriente. Dispuesto a la foto, al beso, al abrazo. El candidato de la alianza Juntos Haremos Historia llegó al Estadio Azteca cobijado por 87 mil de sus seguidores, que lentamente abarrotaron el Coloso de Santa Úrsula para dar una muestra de músculo y fuerza política.

A las 16:00 horas, cuando iniciaba el AMLOFEST, el estadio apenas tenía unas cuantas zonas llenas, pero a las 19:00 horas cuando estaba anunciado que Andrés Manuel diera su discurso, como en final de futbol, el estadio estaba lleno.

Mientras caminó hacia el escenario, Andrés Manuel firmó autógrafos. Le tocaban la espalda, le sostenían la mano fuertemente, símbolo del apoyo. La gente sonriente, con los brazos al cielo, volvía al ataque: «presidente, presidente».

Cierre de campaña de AMLO en el Estadio Azteca
Con pancartas y ambientados con la música, así los asistentes al cierre de campaña de AMLO. Foto: Alejandra Crail

«Si el país se moreniza no nos gana Televisa», se escuchaba el himno de Morena, el partido que creó en 2014, mientras él avanza por los 105 metros de largo de la cancha del estadio más grande de México, irónicamente por el centro del estadio que es propiedad de esa televisora.

AMLO está en el estadio donde hace seis años el priísta Enrique Peña Nieto cerró su campaña y hace 12, el panista Felipe Calderón. Como presagio, comenta la gente, esa tarde del 27 de junio de 2018, está ahí López Obrador.

«Pero este sí es el bueno», dice Rosario, una mujer que viene desde Oaxaca, con un grupo de personas que, dice, vienen a apoyar al morenista.

En las gradas los letreros: «No vine por una torta, vine por mis huevos», «por una patria para todos», «prohibido olvidar que esta lucha es por los marginados».

Cierre de campaña de AMLO en el Estadio Azteca
Los asistentes esperan a que Andrés Manuel llegue al coloso de Santa Úrsula. Foto: Alejandra Crail

En el camino le ofrecieron una bandera de la comunidad LGBTTTI+. AMLO sorprendió. Sostuvo la bandera entre sus manos, la estiró, la mostró, luego abrazó a la joven que se la dio y que lleva bordada la misma bandera en la manga de su camisa blanca.

En el estrado, su equipo. Él sube, alza el puño, victorioso. Lo recibe Belinda, la joven cantante que repentinamente se interesó en la política y que antecedió al tabasqueño, con muy poca euforia de los asistentes que no dejaron de pedirle el «Sapito».

Lo acompañaron sus hijos: «Andy», su mano derecha; Ramón, el mayor; Gonzalo, el más joven de su primer matrimonio. También Beatriz, su esposa, y Ernesto, su hijo más pequeño.

Cierre de campaña de AMLO en el Estadio Azteca
Alberto Anaya, presidente del PT; Hugo Eric Flores, presidente del PES; junto a Ramón y Andrés Manuel López Beltrán, hijos de AMLO. Foto: Alejandra Crail

No estuvo Marcelo Ebrard ni Ricardo Monreal, tampoco el resto de sus generales. Tan sólo Yeidckol Polevnsky, quien lo sucedió en la presidencia del partido.

Aunque sí estuvieron algunos de los candidatos a gobernador. Cuauhtémoc Blanco, el primer futbolista que podría convertirse en gobernador de un estado. Claudia Sheinbaum, la primera mujer que podría gobernar la Ciudad de México. Y otros menos favorecidos por las encuestas, Carlos Lomelí, que aspira a quedarse con Jalisco, Rutilio Escandón que va por Chiapas.

Sus dos hijos mayores permanecieron a un costado del presidente del Partido Encuentro Social, Hugo Eric Flores, una de las alianzas más controvertidas de Andrés Manuel este año. También, apareció Alberto Anaya, que en las tres últimas contiendas presidenciales ha apoyado al tabasqueño.

Sheibaum abrió micrófono, habló del miedo que se convirtió en esperanza. A Andrés le brillan los ojos, parece que los tiene nublados. Escucha su biografía, su semblante se mantiene serio.

Su esposa, en cambio, sonriente. Orgullosa. Andrés mira fijamente al horizonte, a las miles de personas que tiene enfrente que llegaron en metro, en camión, en coche, caminando, buscando un boleto para verlo. Otros más como parte de las brigadas del partido.

Deja el estrado y camina hacia el público. Entre una bandera de México y otra de Morena que acaban de poner. Toma un micrófono.

«Recordamos a campesinos, obreros, estudiantes, maestros, médicos, ferrocarrileros, defensores de derechos humanos y de otras causas.

Aquí destaco la participación de los jóvenes del 68 y de dirigentes de oposición como Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Rubén Jaramillo», expresó.

También nombra en homenaje al padre de su coordinadora de campaña, Manuel Clouthier.

Cierre de campaña de AMLO en el Estadio Azteca
Andrés Manuel entre los candidatos a gubernaturas de Morena. Foto: Alejandra Crail

Andrés habla de la terquedad, de la perseverancia. Dice que este triunfo (adelantándose a los resultados del 1 de julio) no es espontáneo, tampoco ha quedado al azar.

Y no, este es su tercer intento por llegar a la presidencia. Hace seis y 12 años lo intentó con el PRD, pero tras la derrota de 2012, se aventuró a crear su Movimiento de Regeneración Nacional, que hoy es Morena, el partido que lo postula y que ha tenido un crecimiento abrumador desde su fundación en 2014.

La mayoría de la gente ya está sentada, escucha. Aplaude cuando AMLO habla de combatir la corrupción. «La honestidad es lo que estimo más importante en mi vida». Se hace un silencio

«Sí se puede, nuestro movimiento es el mejor ejemplo. En poco tiempo hemos construido a cambiar la mentalidad de varios sectores del gobierno. Hemos dejado en claro que el PRI y el PAN representan lo mismo». Se rompe el silencio, surgen las mentadas de madre en la tribuna.

«Antes hasta nos insultaban hoy nos respetan y nos darán su voto». El tabasqueño dice que lo mismo pasa con los jóvenes, que es el candidato de más edad, pero que representa lo nuevo.

Se arranca con su proyecto de nación y con el mismo discurso de todos los mitines de la campaña. Pero al final aclara: «No estamos construyendo una dictadura, una sola voz. Se va a respetar el derecho a disentir».

«No les voy a fallar», les promete a los 87 mil que tiene al frente

Recomendadas:

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *