Andrés Manuel López Obrador no puede evitar sonreír. Su semblante no es el mismo de la noche del 1 de julio de hace seis años, tampoco el de un día similar de hace 12. Son las 23:17 horas y el tabasqueño sonríe, su rostro refleja triunfo.

“Este es un día histórico y será una noche memorable”, dice Andrés Manuel frente a decenas de periodistas mexicanos y extranjeros que transmiten en tiempo real, en televisión nacional, en redes, en sus portales.

Una mayoría importante de ciudadanos ha decidido iniciar la cuarta transformación de la vida pública de México. Agradezco a todos lo que votaron por nosotros y nos han dado su  confianza para encabezar este proceso de cambio verdadero”, expresa el candidato de la alianza Juntos Haremos historia ante el equipo que lo ha seguido desde que en 2006 buscó por primera vez la Presidencia de México, también ante otros que lo apoyan desde mucho antes, cuando fue Jefe de Gobierno del otrora Distrito Federal.

Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia de México

Ahí está Marcelo Ebrard que volvió a los reflectores hace apenas unos meses, luego del autoexilio tras el escándalo del derroche por la construcción de la Línea 12 del metro.

Está Yeidckol Polevnsky, la presidenta de Morena; Miguel Torruco, su ex secretario de Turismo y uno de sus principales asesores; Alfonso Romo, su otra mano derecha, el que le ayudó a limpiar su imagen con los empresarios.

El ausente, Ricardo Monreal. El ex delegado de Cuauhtémoc que quiso ser Jefe de Gobierno este 2018, pero que se quedó atrás de Claudia Sheinbaum.

Sí, el mismo que recientemente se vio envuelto en un escándalo, porque el PRD filtró un audio donde se le escucha negociar con Manuel Velasco, gobernador de Chiapas por el PVEM, la liberación de dos mujeres de su equipo que supuestamente viajaban con millones de pesos para financiar actividades proselitistas del partido en ese estado.

“Bajo ninguna circunstancia, el próximo Presidente de la República permitirá la corrupción ni la impunidad. Sobre aviso no hay engaño: sea quien sea, será castigado. Incluyo a compañeros de lucha, funcionarios, amigos y familiares. Un buen juez por la casa empieza”, continúa el candidato.

Entonces se sueltan los aplausos, se enardecen los gritos, las matracas y las cornetas se escuchan más fuerte en las calles de la CDMX.

Al costado izquierdo de quien será el siguiente presidente de México, está de pie su esposa Beatriz Gutiérrez. Ella no oculta su felicidad: alza el puño en señal de victoria, muestra los pulgares hacia arriba, aplaude, sonríe.

Detrás de la pareja, los tres hijos del primer matrimonio de López Obrador acomodados por edades: a la izquierda, Gonzalo, el más pequeño, que tenía asignado dirigir Morena en Tlaxcala; al centro, Andy, la mano derecha de AMLO y encargado de coordinar el proceso electoral en la CDMX; a la derecha, José Ramón, su primer hijo a cargo de organizar al partido en el Estado de México.

La familia está uniformada. Todos visten camisa o blusa blanca, pantalón o falda negros. Saco el padre y el hijo mayor. Los más jóvenes del estrado chamarras casuales color negro.

Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia de México
Atrás, de izquierda a derecha: Gonzalo, Andrés y José Ramón López Beltrán. Al frente Beatriz Gutiérrrez y AMLO. Foto: Alejandra Crail

“El nuevo proyecto de nación buscará establecer una auténtica democracia. No apostamos a construir una dictadura abierta ni encubierta”, aclara el hombre que, de acuerdo con el conteo preliminar del Instituto Nacional Electoral, obtuvo entre el 53 y el 53.8% de los votos en este proceso electoral.

Mientras el tabasqueño habla, cientos de personas lo esperan afuera del Hotel Hilton, sobre avenida Juárez, en la Ciudad de México. Comenzaron a llegar desde las seis de la tarde, vienen desde Iztapalapa y la Gustavo A. Madero, unos más de Ecatepec en el Estado de México, otros desde Veracruz y Oaxaca.

Lo escuchan y lo miran a través de dos enormes pantallas que pusieron frente al hotel.

Cantan el cielito lindo, se abrazan aunque no se conocen, brincan juntos, agitan sus banderas –unas de México, otras de Morena– gritan la consigna que se ha convertido en un estandarte de lucha en los últimos 18 años: “¡es un honor estar con Obrador!”.

A Andrés Manuel se le corta ligeramente la voz cuando reitera el compromiso de no traicionar la confianza que pusieron en él millones de mexicanos. “No les fallaré, no voy a decepcionarles. No voy a traicionar al pueblo”, dice mirando al frente, como si viera a los ojos fijamente a alguien o a millones.

Suelta tres vivas para México y sale sonriente. Se dirige al Zócalo, allá ya lo esperan miles de personas, otros más van en camino.

En las avenidas, se escucha en coro: “No que no, sí que sí, ya chingó a su madre el PRI”, y es que el partido que postuló a José Antonio Meade apenas obtuvo el 15.7% de los votos, según los resultados preliminares. Hace seis años, este partido, postulando a Enrique Peña Nieto, obtuvo más del doble, 32.6% de los sufragios.

“Defendemos al nuevo gobierno, no al gobierno asesino. No queremos más a los que roban, desaparecen, matan. ¡Ya basta! ¡Ya se les acabó!”, opina sobre el gobierno saliente Rogelio Martínez, originario de Oaxaca, que camina rumbo al Zócalo para encontrarse con el tabasqueño a quien, horas antes, le dio su voto.

Se juntó el cansancio, la impunidad, los más de 33 mil desaparecidos, la pobreza, el desempleo, los muertos por la fallida Guerra contra el Narcotráfico.

Ahí, frente el Hemiciclo a Juárez, mientras una multitud sonriente camina hacia el Zócalo, se cuenta del uno al 43. Luego se grita «¡Justicia!».

Como rockstar, AMLO llena el Zócalo

Una batucada en la calle de Madero celebrando el triunfo de Andrés Manuel López Obrador es la alfombra roja con la que reciben a quienes llegan al Zócalo a festejar al candidato de Morena.

“Es un honor estar con Obrador”, “Sí se pudo, sí se pudo”, “Es un honor estar con Obrador”, “Sí se pudo, sí se pudo”, gritan a coro las personas que poco a poco llegan a la plancha del Zócalo y las calles aledañas.

Mientras Obrador llega, las personas bailan con el “Noa Noa” y cantan “Cielito lindo” al ritmo de mariachi. La fiesta ha comenzado.

Luego del baile y el canto, las personas se impacientan, ya quieren ver al próximo presidente de la República, uno que sí fue elegido por ellos: según resultado preliminares, participaron entre el 62.9% y el 63.8% de quienes están registrados en la lista nominal.

Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia de México

Elotes, chicharrones y papas acompañan la espera de las personas que cada que anunciaban la llegada de AMLO gritaban cual fans en un concierto de rock.

Y sí, la esperanza, pasión o mínimo el cambio de gobierno fue suficiente para que los asistentes transformaran las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México en una fiesta extrañamente motivada por un político.

Pero no cualquiera.

Niños arriba de los hombros de sus padres, adultos mayores en sillas de ruedas, jóvenes en bicicletas, todos tienen un espacio reservado para festejar el triunfo del candidato que tenía 12 años buscando la presidencia.

Entonces Obrador se baja de su auto blanco, sube al escenario y la fiesta revienta.

Parece, de nuevo, que las personas estan frente a su cantante favorito. Lo celebran. Gritos, baile, lágrimas. Algunos, incluso, comienzan a trepar las ventanas de los edificios, también los andamios de las bocinas; quieren estar un poco más cerca de él, al menos verlo.

“Mi agradecimiento, sincero, a todas, a todos, los que participaron en esta jornada electoral”, dice Obrador y las personas vuelven a chiflar, aplaudir, gritar. Celebran al próximo presidente de México.

En los últimos 18 años ningún candidato había ganado una elección presidencial con tantos puntos de diferencia sobre sus adversarios, ni siquiera en el 2000, el año de la alternancia que llevó a Vicente Fox a los Pinos. Ese año, Fox le ganó sólo por seis puntos al priista Francisco Labastida.

Este uno de julio de 2018, Andrés Manuel rompe un récord. Gana por más de 30 puntos sobre su más cercano rival, el candidato del Frente, Ricardo Anaya Cortés.

Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia de México

Ahí en el Zócalo promete que no habrá divorcio, que este será un gobierno con y para el pueblo. Reitera su estandarte: «primero los pobres». Promete una gira como presidente electo en todo el país. Promete un cambio inmediato, paz, felicidad, igualdad. Promete no mentir, no robar, no traicionar al pueblo. Promete futuro para todos.

Andrés Manuel suelta otros tres vivas para México y la multitud responde con fuerza. «¡Viva!», retumba en la plancha del Zócalo.

No sólo el tabasqueño y su equipo sonríen. Las miles de personas que están en la plancha también lo hacen. Los mexicanos sienten esperanza.

Una chica abraza a una desconocida que llora de emoción. Una pareja se besa. Una familia de cuatro brinca en círculos. Las banderas bailan entre sí, las matracas siguen sonando, los cláxones también.

«¡Ganó México! ¡Hoy ganó México!», grita con los brazos abiertos hacia el cielo un joven envuelto con la bandera del país que ya no quiere ser el mismo de los últimos años.

Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia de México

Juventino Montelongo contribuyó a este reporte.

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