Ricardo Anaya llegó a ser el presidente nacional de uno de los partidos más grandes de México, algo que podría considerarse como el punto más alto de su carrera política.
En su camino por Acción Nacional comenzó a incomodar a varios miembros del partido como Javier Lozano, quien incluso abandonó el partido, el ex presidente Felipe Calderón o un grupo de panistas encabezado por Manuel Gómez Morín, quienes acusaron al candidato de promover su imagen personal desde antes de buscar la presidencia.
Ya como candidato, impuso a Damián Zepeda en la presidencia del PAN e hizo que Margarita Zavala abandonara Acción Nacional luego de negarle la candidatura a la presidencia.
Las fracturas al interior del partido se agudizaron a la decisión, principalmente impulsadas por Anaya, de formar una coalición con el PRD y MC: una de las condiciones para formar este Frente fue que el candidato a la presidencia tendría que salir del PAN.
En aquel momento, Anaya le dio como «premio de consolación» al PRD, la selección del candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Todos estos factores alejaron, y en algunos casos, enemistaron a Anaya con otros militantes.
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El candidato más joven de estas elecciones (39 años) está seguro de que ganará la contienda electoral, ya que según las encuestas reconocidas por el INE, es el segundo lugar en las preferencias electorales de los mexicanos.
Esto, si los escándalos de corrupción y lavado de dinero en los que lo han involucrado no tumban su sueño presidencial.
Además de simpatizar en el electorado, Anaya está consciente del apoyo que representan los partidos que lo respaldan y lo hará valer.
El PRD cuenta con 2 millones 590 mil 972 personas afiliadas, mientras que Movimiento Ciudadano tiene 578 mil 563 y, finalmente el PAN cuenta con 222 mil 922, de acuerdo con las mismas cifras del INE.
Estos más de 3 millones 300 mil personas están esperando que las propuestas del panista mejoren su calidad de vida.
Las propuestas que ha repetido en diferentes foros, salones, escuelas o plazas públicas son el primer borrador de lo que sería el gobierno a encabezar, si es que el 1 de julio las votaciones están a su favor.

Desde que Anaya presentó su registro como candidato ante el INE, el 11 de marzo pasado, ahora tiene que defenderse con sus propuestas (y el presupuesto de casi 2 mil 600 millones de pesos que le regala el Instituto a la coalición) y darlas a conocer a sus posibles votantes.
Sobre lo económico, el panista tiene una propuesta clave: elevar el salario mínimo de los mexicanos a 200 pesos el día.
La promesa clave: aumento al salario mínimo
El salario mínimo llegará a 200 pesos u 11 dólares, garantizará una Renta Básica Universal y asegurará “la igualdad salarial entre mujeres y hombres por trabajos iguales”.
Anaya dice que aumentará el salario mínimo más de cuatro veces de lo que aumentó durante el actual sexenio.
De 2012 a 2018, el salario aumentó 26.03 pesos, con un promedio de 4.33 pesos cada año. Ahora, el candidato panista dice que éste aumentará 111.64 pesos, 18.60 pesos cada año hasta llegar a sus 200 pesos.
A esto habría que sumarle que durante todo su sexenio no subiría el precio de nada. De lo contrario, subir el salario mínimo a la par de que todos los precios van aumentando, no serviría en absoluto.

Esta idea de la impracticidad de prometer un mejor salario es del doctor en Economía, Jaime Linares Zarco, quien más allá de enfocarse en la promesa, dice que lo verdaderamente necesario es conocer con cuánto dinero puede vivir decentemente una familia, ya que el salario mínimo no toma en cuenta factores como la renta, el transporte, ropa, servicios o incluso una salida al cine.
“No importa que un obrero gane 80, 90 o 100 pesos cuando hoy en día una familia promedio difícilmente puede aspirar a poder tener la posibilidad de comprar todos los bienes y servicios que requiere diariamente”, aseguró Linares Zarco.
En contraste, alguien que sí cree que con 200 pesos puede vivir una familia mexicana es Basilio González Núñez, presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).
“El salario mínimo debería de ascender a 200 pesos diarios para poder aumentar el poder adquisitivo del país”, dijo Núñez, quien ha desempeñado el mismo cargo durante cinco sexenios seguidos con un sueldo de más de 170 mil pesos mensuales.

Incrementar las aportaciones al Afore
Otro de las promesas en economía elaboradas por Anaya es la distribución de la riqueza, para lo cual diseñará “un sistema fiscal que estimule la inversión, el ahorro interno y distribuya la riqueza de forma equitativa, que favorezca el ingreso de las familias mexicanas”.
Esta distribución prevé “reformar” el sistema de pensiones en todo el país, bajo el pretexto de “garantizar una pensión suficiente para el retiro digno de trabajadores y trabajadoras”. Sin embargo, esto se logrará porque se va a “incrementar las aportaciones para el fondo de retiro”, es decir, el dinero que el candidato piensa usar para cumplir su promesa depende de que cada mexicano decida aportar más dinero a su Afore.
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¿Cuál es uno de los obstáculos para cumplir esa promesa? Además de libre albedrío de decidir qué Afore es mejor o simplemente ni siquiera tener acceso a una por no tener prestaciones laborales.
El Tsunami Demográfico que se avecina, un informe elaborado por las Naciones Unidas en 2017 y citado por la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, dice que el envejecimiento en México representará un problema para el sistema de pensiones.
La misma publicación gubernamental asegura que a nivel mundial, la cantidad de personas de 60 años o más aumentó de 8.5 a 12.7 por ciento entre 1980 y 2017, situación que seguirá creciendo conforme a los años hasta que dentro de una década las personas que estarán buscando jubilarse serán el doble.