Andrés Manuel López Obrador tiene los pies bien plantados en el suelo. Se mueve poco, no gesticula demasiado, tampoco usa las manos para enfatizar su discurso. Se ve sereno.

Acaba de tomar protesta como candidato a la presidencia de México por Morena, el partido que fundó hace apenas cuatro años, tras perder por segunda vez las elecciones presidenciales.

El mismo con el que va arriba en todas las encuestas de cara al 1 de julio.

Con gesto sereno, López Obrador reiteró sus promesas de gobierno. Twitter/delfinagomeza

“Soy… terco… Es de dominio público. Necio y serio. Obstinado, perseverante o como suele llamarse a quienes defienden ideales, principios o alguna causa.

«Con esta misma convicción actuaré como Presidente de la República”, dice mientras asiente con la cabeza y mantiene la mirada fija en el público. Sus pies no se mueven, se amarran al piso.

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Su cuerpo cubierto por un traje gris óxford se mantiene erguido, su cuello está rodeado por una corbata roja, color Morena.

Aprieta los labios y vuelve a asentir, se le escapa una ligera sonrisa en el rostro. Parece alguien que se ha reconocido, que se acepta, que está seguro de quién es.

Entonces, vuelve a insistir en esas características que sus detractores le han criticado, las mismas que en 2006 lo llevaron a ser bautizado como ‘un peligro para México’.

Con terquedad, con necedad, con perseverancia, rayando en la locura, de manera obstinada, voy a acabar con la corrupción”, promete.

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El tabasqueño se presenta como el novio que va a casarse en el altar, que ofrece los votos a la pareja amada con la esperanza de que ella suelte el sí que los una para siempre; en este caso, por los próximos seis años.  

“Con perseverancia, con convicción e intransigencia vamos a promover el desarrollo de México: crecimiento, empleo, el mexicano va a poder trabajar donde nació”, jura.

A mano alzada, el voto para abanderar al tabasqueño. Twitter/lopezobrador_

Así cierra su compromiso y lanza tres “vivas” por México que los delegados de Morena vitorean gustosos, los mismos que aprobaron por unanimidad la candidatura del tabasqueño, alzando al cielo las credenciales del partido que les colgaban del cuello.

Durante los 30 minutos de discurso, López Obrador repitió todas las promesas que difundió durante su precampaña: el apoyo a los adultos mayores, las becas para ninis, el apoyo al campo, el respaldo a los migrantes, el diálogo con Donald Trump para la defensa de la dignidad del mexicano.

En ese tiempo superó las interrupciones del público que le gritaba “presidente, presidente” cada que hacía una pausa.

Martí Batres, una de las figuras clave entre los asistentes. Twitter/martibatres

Al frente tuvo a Marcelo Ebrard, uno de sus generales encargados de defender el voto.

Estaban, además, su otro guerrero, Ricardo Monreal; Miguel Torruco, su estratega en turismo, y Yeidckol Polevnsky. 

También sus hijos: Andrés, Ramón y Gonzalo, discretos, alejados de las primeras filas, sin acercarse a la prensa.

Estaba también Martí Batres, su aprendiz, aunque muy atrás y con el grueso de la militancia, cerca de Delfina Gómez, ex candidata al Estado de México, ambos postulados para ser senadores de mayoría relativa.

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Los dos últimos estuvieron en la lista que presentó el partido con un total de 64 posibles senadores.

“Yo sólo quería escuchar mi nombre, todavía no lo sentía seguro”, reconoce Delfina acerca del evento.

Su nombre apareció en la lista junto con el de otras figuras, como Antonio Pérez Garibay, el papá del piloto mexicano de Fórmula 1 Checo Pérez; el de Germán Martínez, ex dirigente nacional del PAN, e incluso Nestora Salgado García, ex comandante de las policías comunitarias en Guerrero.

Pero también fueron nombrados Félix Salgado Macedonio, ex alcalde de Acapulco, el creador de la cumbia del Peje y señalado por conducir en estado de ebriedad.

Designado defensor del voto, Monreal podría ser senador por Morena. Twitter/RicardoMonrealA

AMLO cerró su evento cobijado por los delegados de su partido, sus leales, sus alfiles.

Después de los vivas, después de que el tabasqueño dejara el evento, todavía un par de simpatizantes coreaban: «es un honor luchar con Obrador».

Así se va AMLO a preparar la campaña de verdad.

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