Nadie quiere admitirlo. Todos sus viejos conocidos prefieren hacer como que lo olvidaron. Sus socios, sus clientes, sus empleados. Se ha rodeado de socios fantasmas, que entran y salen de las investigaciones.
A su alrededor hay siempre un halo de misterio. Un accionista de una de sus empresas de papel, por ejemplo, dice que fue invitado por el amigo de un amigo a la operación y que nunca lo ha visto; su chofer le dijo a un juez que fue obligado a firmar documentos sin conocer el contenido real. En su estado natal, se esfumó y ahora lo buscan en Canadá.
Es el empresario queretano Manuel Barreiro, una pieza clave para el gobierno de Peña Nieto. En las investigaciones contra él, sus amistades están jugando un papel central.
La PGR mantiene una indagatoria contra Barreiro por lavado de dinero. La investigación llegó hasta Ricardo Anaya, conocido suyo, quien le vendió una nave industrial en 54 millones de pesos a una empresa de su chofer.
El dinero para pagar por la nave pasó por varios paraísos fiscales como Gibraltar y las Islas Vírgenes.
Anaya tuvo que admitir su relación con el empresario solo después de que se difundiera un video en el que se ve al candidato presidencial bailando en su boda con una peluca.
República 32 tuvo acceso a documentos que demuestran que la relación Barreiro-Anaya no es tan casual ni lejana como el candidato ha querido hacer ver.



El candidato presidencial ha dicho que compró el terreno a un parque industrial y lo vendió a una compañía. Esta compañía ya fue declarada como fantasma por las autoridades fiscales y sus supuestos dueños han admitido ser prestanombres de Barreiro.
Pero la mano de este empresario no estaría solo en la compra de la nave sino antes, desde la venta del terreno. República 32 pudo confirmar que la misma dirección fiscal de la empresa Advance Real Estate –dueña del parque industrial que vendió el terreno a Anaya– fue usada por Barreiro en otras 12 compañías inmobiliarias.
Es decir: Barreiro vendió el terreno a Anaya a través de esa empresa y luego le compró la nave construida allí por medio de una empresa fantasma de su chofer.
Esto implicaría que Barreiro vendió y se compró un mismo terreno, con dos años de diferencia y varios millones en pérdidas.
Fuentes con acceso a la investigación –consultadas para esta columna– aseguraron que las autoridades sospechan que esas otras 12 empresas inmobiliarias también han sido utilizadas para lavar dinero.
Podría interesarte: La conexión Ricardo Anaya, España y el lavado de dinero
Como parte de la investigaciones las autoridades han ampliado la mira a los socios y los amigos de Barreiro, quienes continúan también en el silencio, como si él fuese un ermitaño que armó toda una red de compañías fantasma en perfecta soledad.
El chofer, por cierto, vive en una humilde casa de Querétaro, pero tiene como defensor a un abogado que estudió en la Universidad Anáhuac y trabaja en un despacho que ha llevado casos para Coppel y Star Medica.
En la red de Barreiro hay otros 14 socios que son accionistas de sus empresas y el propio chofer tiene a su nombre algunas más.
Una de ellas ya está siendo investigada en Europa y la estrategia del candidato panista ha sido callar en cada una de sus conferencias matutinas porque, dice, el tema está suficientemente aclarado.
Si Manuel Barreiro lava dinero, tuvo que haberlo obtenido de alguna manera: en Querétaro dicen que de viejas campañas políticas perdidas, en el gobierno sospechan que del narcotráfico.
En esta línea llegaron las autoridades a tener en el radar al único amigo que aún defiende a Barreiro públicamente: Germán Goyeneche Ortega, un hombre alto, con ojos verdes y que a veces utiliza un sombrero de ala pronunciada.
“Si Barreiro tiene deudas o no con el SAT no me interesa y no soy quien para juzgarlo. La amistad no se condiciona. Estaré ahí si algo se le ofrece y en algo puedo ayudarlo. Él y su familia merecen todo mi cariño y respeto”, ha dicho.
Goyeneche tiene su propia historia con las autoridades. Hace tres años, en octubre de 2014, fue arrestado junto con Héctor Beltrán Leyva, el capo de la poderosa dinastía que vivía tranquilamente haciéndose pasar por un coleccionista de arte.
Las fuerzas federales los capturaron mientras comían en un restaurante de mariscos en San Miguel de Allende, Guanajuato. El operativo terminó con saldo blanco, nadie hizo ningún disparo.

La PGR lo acusó de ser un operador financiero de “El H”, pero un exintegrante de la Agencia de Investigación Criminal dijo a República 32 que nunca le pusieron mucho empeño en sostener la acusación ante un juez porque la prioridad era el capo.
Más allá de la indagatoria y sospechas no comprobadas sobre sus amistades y vínculos, a la Procuraduría le toca demostrar ahora que la acusación contra Barreiro no es una embestida contra el candidato del Frente.
Hasta el momento, dicen fuentes de seguridad cercanas a la averiguación, el chofer que declaró ser prestanombres de Barreiro para comprar la nave industrial de Anaya podría ser una pieza clave para avanzar en el caso.
¿Está la PGR investigando a todas las empresas de Barreiro o está sólo centrada en las empresas relacionadas con Ricardo Anaya? ¿Quién es el mecenas detrás de Barreiro? ¿De dónde obtiene el dinero que supuestamente lava? ¿Hasta dónde llegan los hilos de esta red y hasta dónde va a investigar la procuraduría sin que parezca que hace campaña a favor de José Antonio Meade?
