Cuando uno viaja de Atlacomulco a Toluca tiene que pasar por el distribuidor vial Alfredo del Mazo. Quizá el nombre te parezca conocido. Así se llama el actual gobernador del Estado de México.

La obra, que costó 686 millones de pesos, no se hizo en honor a él, sino a uno de sus antepasados: una genealogía de priístas que han gobernado el estado, ocupado secretarías, senadurías y otros tantos cargos públicos. Muchos con el mismo nombre: Alfredo del Mazo.

Pero el fenómeno de las dinastías no empieza ni termina con los Alfredos. Muchas familias mexicanas han adoptado la costumbre de impulsar que su apellido siga vigente en el escenario político. Conforme avanza el tiempo, los cachorros de los poderosos van ocupando puestos públicos.

Las élites no sólo heredan casas, ranchos, yates, aviones y cuentas bancarias millonarias, muchas veces también impulsan que sus hijos y nietos tengan cargos públicos en algún momento de la vida.

El apellido, capital político

«El apellido es un capital político», considera el periodista Esteban David Rodríguez, autor del libro Derecho de sangrehistorias familiares de herencia del poder público en México (Grijalbo). De ahí que haya calles, hospitales, escuelas, monumentos o nuevos políticos con los mismos apellidos, lo que permite que los nombres vayan dejando huella y con ella consoliden el poder de sus herederos.

Así, es fácil que la gente ubique a los personajes de quienes se habla, estima Rodríguez, no importando qué tan buenos o malos hayan sido los parientes involucrados: el nombre se puede tasar en votos.

No es raro ver cómo surgen camadas y camadas de «nuevos políticos» que siguen los pasos de sus padres y abuelos; tampoco extraña verlos rápidamente en cargos públicos y mucho menos atestiguar cómo intentan colarse en los nuevos procesos electorales.

República 32 hizo una recopilación y te presentamos a los 12 herederos de la política que jugarán en 2018 a los que no les puedes perder la pista.

Herederos que quieren aprovechar su dinastía

Entre los cachorros en asenso de la política mexicana encontramos a la dinastía Yunes, quienes se niegan a dejar ir al poder entre las manos. Miguel Ángel Yunes Linares, actual gobernador de Veracruz y patrono de la dinastía, tiene ya a dos de sus tres hijos en la política estatal.

El más grande de los cachorritos, Miguel Ángel Yunes Márquez, quiere llevarse el premio mayor: la gubernatura de Veracruz. El hijo de Yunes Linares no oculta sus deseos para suplir a su padre en 2018 y así alargar la estadía del apellido en la historia veracruzana.

Entre sus credenciales se cuenta ser alcalde de Boca del Río y diputado plurinomunal en la sexagésima legislatura del Congreso de Veracruz.

12 herederos de la política que jugarán en 2018
Miguel Ángel Yunes Linares (camisa azul cielo) posa con su hijo Fernando Yunes Márquez (izquierda y camiseta blanca) quien busca la alcaldía de Veracruz y Miguel Yunes Márquez (camisa lila), quien quiere ser gobernador de Veracruz. 

El segundo hijo del actual gobernador, Fernando Yunes Márquez, pidió licencia al Senado para convertirse en alcalde de Veracruz. Antes fue diputado local por Boca del Río y fue uno de los 35 senadores panistas que aprobaron la reforma energética impulsada por Enrique Peña Nieto al inicio de su sexenio.

12 herederos de la política que jugarán en 2018
Miguel Yunes Márquez quiere ser gobernador de Veracruz y seguir los pasos de su padre. Aquí descansa en el regazo de su progenitor. 

Mientras tanto, en Oaxaca, tenemos a Alejandro Murat de 42 años, quien en 2016 tomó posesión como gobernador de la entidad que su padre, el también priísta José Murat gobernó de 1998 a 2004.

Maestro en derecho y relaciones internacionales, Murat hijo nunca ha negado que sueña con algún día ser presidente de la República.

En lo que espera su chance, hoy es pieza clave para el PRI en Oaxaca, uno de los estados más pobres de México, para mantener a raya al partido archirrival, Morena, que se ha colocado como alternativa seria para ganar los asientos oaxaqueños en el Senado, la Cámara de Diputados federal y los comicios locales en 2018.

12 herederos de la política que jugarán en 2018
José, padre, y Alejandro, hijo, Murat han sido gobernadores de Oaxaca, ambos por el PRI.

Y hablando de AMLO, sus hijos tampoco se escapan de la búsqueda de abolengo. En un primer momento, cuando El Peje era militante del PRD, el partido bloqueó la posibilidad de que sus hijos ocuparan algún puesto partidista importante, explica Esteban David.

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El linaje de Andrés Manuel, de izquierda a derecha: José Ramón, Andrés Manuel y Gonzálo Alfonso López Beltrán. 

Sin embargo, como líder de Morena, Andrés Manuel consiguió que Andrés Manuel Junior, José Ramón y Gonzalo Alfonso López Beltrán tomaran el control de las coordinaciones estatales del partido en la Ciudad de México, el Estado de México y Tlaxcala, todos ellos bastiones importantísimos para ese partido.

Con estos movimientos, AMLO se aseguró de que sus herederos formen parte de su círculo político más cercano.

El caso de Morelos es distinto. Ante la falta de un lazo de sangre, trasciende un fuerte vínculo de corazón a corazón. Rodrigo Gayosso Cepeda, hijo adoptivo del actual gobernador Graco Ramírez, se registró el pasado 17 de diciembre como precandidato único del PRD para gobernar la entidad.

Gayosso Cepeda, calificado en el estado como el «hijastro incómodo», ha logrado capital político respaldado por Graco a quien no le han importado las descalificaciones. En cambio, lo tiene como su carta fuerte para mantener el poder en 2018 dentro del círculo familiar.

12 herederos de la política que jugarán en 2018
El perredista Rodrigo Gayosso Cepeda es hijo adoptivo de Graco Ramírez y podría sucederlo en la gubernatura de Morelos.

En sus discursos, Gayosso dijo que seguirá con la línea de su padrastro y que impulsará lo que llamó el «programa estrella» de Graco: la beca salario, así como el resto de programas sociales vigentes en la entidad.

El pequeño delfín renunció a su cargo al frente del comité ejecutivo estatal del sol azteca en Morelos para cumplir su registro. Unos años antes, en 2009 fue secretario del ayuntamiento de Cuernavaca.

También en Morelos, Juan Pablo Adame Alemán, el chiquillo del ex gobernador panista Marco Antonio Adame Castillo, soltó en agosto pasado un «está fregón, como morelense quiero servir a mi estado», cuando saboreaba la posibilidad de ser el candidato del PAN a la gubernatura.

Él, millennial oriundo de Cuernavaca, estaba por cumplir 21 años cuando su progenitor tomó posesión como gobernador de Morelos, después estudió relaciones internacionales en el Tec de Monterrey de la Ciudad de México y se enfiló en Acción Juvenil.

El único cargo público que ha tenido fue el de diputado federal de la LXII Legislatura, que concluyó en 2015. Actualmente trabaja en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.

En la Península de Yucatán, a Pablito Gamboa Miner lo dejaron con las ganas de ser el candidato tricolor para gobernar la entidad.

El retoño del senador Emilio Gamboa, pieza clave en los sexenios priístas de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, nada más vio cómo el partido de su papá inclinó la balanza a favor de Mauricio Sahuí Rivero, ex titular de Desarrollo Social en la entidad.

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Pablo Gamboa es hijo del senador Emilio Gamboa, una de las figuras centrales del priísmo a lo largo de las décadas.

Sin embargo, ante la molestia del joven parlamentario, quien apenas tiene 31 años, y la de su padre, se prevé que el PRI le haga una oferta atractiva para que el cachorro vaya construyendo su carrera política.

En la lista de favorecidos por el trazo familiar también aparece el chiapaneco Roberto Albores Gleason, actual senador chiapaneco e hijo del ex priísta Roberto Albores Guillén, quien fue dirigiente del partido por más tiempo de lo estipulado por los estatutos internos.

Albores Gleason no está buscando un cargo público próximamente —o hasta ahora no nos hemos enterado—, pero ya procura el tejido de sus redes de protección.

Su caso es similar al de Mariana Moguel, diputada local por el PRI en la CDMX e hija de la ex perredista Rosario Robles.

También se parece al de la legisladora priísta Sylvana Beltrones, hija del ex gobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones y pieza clave del tricolor a nivel nacional.

Los nepotismos: parte del sistema corrupto

Todos los cachorros de la política son el ejemplo de que el abolengo importa. Viviendo a la sombra de sus progenitores, estos jóvenes herederos de la política mexicana son parte del sistema corrupto en el que nos encontramos, explica el periodista Esteban David.

“Cuando uno tiene el control de un partido y, a partir de ese patrimonio intangible, tienes manga ancha para abrirle espacio a tu descendencia sin méritos propios, entonces el ascenso es corrupción.

«Porque no hay una equidad de oportunidades para el resto de los ciudadanos. Es una de las principales formas de lesionar a la democracia”, considera el analista.

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